Se trata de Martín Santillán (34), quien llega al debate acusado de «homicidio simple en el contexto de violencia familiar», pero beneficiado con una prisión domiciliaria otorgada en julio pasado por la Cámara de Apelaciones distrital.
El único acusado del crimen de la joven embarazada comenzará a ser juzgado este viernes en los tribunales de Lomas de Zamora por presuntamente haberla rociado con alcohol y quemado en su casa de Villa Fiorito, informaron fuentes judiciales.
Se trata de Martín Santillán (34), quien llega al debate acusado de «homicidio simple en el contexto de violencia familiar», pero beneficiado con una prisión domiciliaria otorgada en julio pasado por la Cámara de Apelaciones distrital.
El debate estará a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal 4, integrado por Eduardo Banchieri, Marcos Martínez y Darío Segundo, que dará inicio a las audiencias a partir de las 9, en el edificio situado en Camino Negro y Larroque, de Banfield.
La acusación estará a cargo de la fiscal Viviana Simone, mientras que la familia de la víctima estará representada por el abogado Gabriel Juricich.
«Para nosotros está clarísimo cómo fue todo y las pericias lo avalan. Hay que ver cómo se desarrolla el debate», dijo a Télam Juricich, quien explicó que Elsa Gérez, la madre de Fátima (24) que impulsó la causa, «no podrá declarar».
El año pasado, Gérez sufrió un ACV que le impide hablar, pero su esposo y un hermano de Fátima serán algunos de los testigos que declararán acerca de la mala relación que había en la pareja. También están citados médicos, policías y amigos de la víctima y el acusado.
El hecho que se juzgará ocurrió el 18 de agosto de 2010, cuando Fátima y Santillán se encontraban en su vivienda de Murature 1628, en Villa Fiorito.
Aparentemente, mantuvieron una discusión durante la cual ella sufrió quemaduras en su cuerpo que le provocaron la muerte tres días después.
La versión del imputado es que la joven tenía en su mano una botella que contendría alcohol porque estaba limpiando discos compactos y se prendió fuego cuando encendió un cigarrillo.
Santillán asegura que él se arrojó sobre el cuerpo de ella, que estaba en musculosa y ropa interior, con intenciones de apagar las llamas y que en esas circunstancias sufrió algunas quemaduras en su antebrazo.
Sin embargo, los peritos de la Policía Federal que intervinieron en la instrucción de la causa descartaron esa hipótesis por el lugar de las quemaduras de la joven y dijeron que el imputado sólo se quemó una mano.
«Resultaría poco probable que la víctima, luego de rociarse con alcohol la zona de su pecho, pueda iniciar un proceso combustivo sobre ella», señaló el informe en el que los peritos desestimaron la versión aportada por el imputado, quien sólo tuvo quemaduras en ambos dedos pulgares y en la pierna izquierda.
Cuando elevó la causa a juicio, el juez Gabriel Vitale dio por probado que el imputado «roció el cuerpo de Fátima con una sustancia inflamable y acto seguido inició un foco ígneo sobre aquella».
«El imputado tuvo el inequívoco fin de segar la vida de quien en vida era por entonces su concubina, Fátima, la que cursaba un embarazo de cinco semanas de gestación, provocando quemaduras en el ochenta y cinco por ciento de su superficie corporal y vía aérea superior”, afirmó.
Las quemaduras más profundas, de tipo B, se encontraban en la zona torácica y la zona posterior de sus manos, mientras que en las palmas y su cara presentaban quemaduras intermedias y superficial, respectivamente.
Además, los investigadores creen que el lugar donde se registró el hecho fue alterado y que el imputado o sus familiares se llevaron una cámara de seguridad que funcionaba en la casa de la pareja.
La investigación estuvo al principio estancada cuando intervino el fiscal Ramiro Varangot, pero luego fue impulsada por el juez Vitale, que ordenó la detención de Santillán, la cual se concretó el 29 de agosto de 2012, a dos años del crimen.
El imputado estuvo en prisión hasta julio, cuando la sala II de la Cámara le otorgó la prisión domiciliaria porque «corría peligro en la cárcel» y «ayudó» a evitar una fuga en la alcaidía de Lomas de Zamora. Telam