Con la premisa ecológica como emblema, la categoría de autos eléctricos desembarca en para la cuarta fecha de la temporada en Buenos Aires.
La capital argentina mira con curiosidad, pero sin necesidad de taparse los oídos, de qué se trata esto de los coches que hacen un culto de la velocidad, pero no del ruido, que intentan no dejar una huella ambiental. Con las prácticas (a las 8.15), la clasificación (12) y la carrera (16), los 20 pilotos mostrarán sus 40 autos en Puerto Madero durante una sola jornada. Porque ése, correr en el centro de ciudades importantes pero molestando lo menos posible, es un objetivo de la Fórmula E.
Se aguardan más de 10.000 espectadores en las tribunas del trazado de 2,4 kilómetros, entre las localidades que regaló el Gobierno de la Ciudad y las que aún se pueden adquirir por Ticketek.com.ar desde 175 pesos. Todos verán un espectáculo distinto en cuanto al muy reducido sonido -algo que unos cuantos tuercas extrañarán- y a las pasadas por los boxes en carrera, que no serán para cambiar neumáticos -duran toda la jornada y son aptos para toda condición climática, cuestión de consumir poco caucho- sino directamente el coche: las baterías eléctricas no duran mucho más que 25 minutos, y la competencia, en total, una hora. Los pilotos deberán ahorrar acelerador en algún momento, porque si no, no alcanzarán la meta. Hay que ser veloz pero no todo el tiempo: la administración de la energía cuenta mucho.