«Tengo absolutas convicciones de que se puede tener una justicia más igualitaria, más equitativa y que la gente sienta como más justa», dijo luego de asumir acompañado por representantes de organismos de derechos humanos.
Fuente Infojus
No quedó un rincón sin ocupar en el piso diez de la Torre de los Tribunales Federales de Córdoba. Hasta el hall de espera estaba repleto. Nunca la asunción de un magistrado fue tan concurrida y popular como la de Miguel Hugo Vaca Narvaja, que se convirtió en el nuevo titular del Juzgado Federal N°3, vacante desde 2009.
A sus 47 años, es el primer juez que fue víctima del terrorismo de Estado: hijo y nieto de fusilados, exiliado en México a los 9 años, sobrino de uno de los fundadores de Montoneros e integrante de una familia diezmada por la dictadura cívico militar. De impecable traje gris y corbata rojo punzó, el rubio de metro noventa juró por “la patria y el honor”, ante un centenar de funcionarios y militantes de derechos humanos. Los empleados más viejos de tribunales no recordaban ningún otro caso de otro juez que no haya jurado “por Dios”. El acto estuvo plagado de escenas que hace años hubieran parecido surrealistas.