Pese a que las autoridades sanitarias no se cansan de afirmar que la situación está bajo control, crece la alarma en Estados Unidos por el avance del ébola. Por un lado, los expertos ya consideran que 10 personas que tuvieron contacto con el primer caso confirmado en el país tienen “alto riesgo” de desarrollar la enfermedad. Además, un camarógrafo de un canal de televisión estadounidense se contagió el virus en Liberia y está siendo repatriado. Por último, se informó de un nuevo caso de un hombre llegado desde Nigeria que está internado en Washington, con todos los síntomas del virus que ya ha matado a más de 3.000 personas en Africa.
Del centenar de personas señaladas en un principio en riesgo por haber tenido contacto con Thomas Eric Duncan, el liberiano que contrajo el ébola en su país y ahora está internado en un hospital de Dallas (Texas), solamente 50 seguirán siendo observadas y evaluadas dos veces al día durante los próximos 21 días.
Entre esas 50 personas hay una decena “en alto riesgo” de desarrollar la enfermedad, aunque hasta ahora ninguna ha presentado síntomas, según declaró Beth Bell, directora del Centro Nacional de Enfermedades Emergentes de los Centros de Control de Enfermedades (CDC) en una conferencia de prensa junto a autoridades de Dallas.
Las autoridades sanitarias están extremando las precauciones, pero crece la preocupación. Ayer se supo que un paciente con síntomas asociados al ébola y que viajó a Nigeria recientemente está siendo tratado en Washington y permanece aislado en el hospital de la Howard University de esta capital.
Además, la cadena de televisión NBC anunció ayer que repatriará en vuelos privados a su equipo informativo en Monrovia, la capital de Liberia, luego de conocerse que uno de sus camarógrafos había contraído ébola. Sería el cuarto estadounidense infectado en ese país de Africa.
En tanto, crecen las presiones para que el presidente Barack Obama ordene prohibir la entrada al país de viajeros procedentes de las naciones más afectadas por el virus. Sin embargo, la Casa Blanca se resiste. El gobierno no evalúa “por el momento” imponer una prohibición, dijo ayer el portavoz oficial, Josh Earnest, quien agregó que los aeropuertos de Africa cuentan con un “sofisticado” sistema de seguridad para evitar que pasajeros que han estado en contacto con el ébola aborden un avión.
Claudia Ermeninto, médica argentina especializada en ébola, que trabajó con Médicos Sin Fronteras durante el brote del virus en Congo en 2012, señaló que en este mundo global, “ningún país está exento” de que pueda llegarle el ébola. Sobre todo porque esta epidemia se está desarrollando más a nivel urbano, en grandes capitales africanas, donde la gente puede tomar aviones y trasladarse más fácilmente.
En brotes anteriores, los casos estaban más circunscriptos a zonas más alejadas, más incomunicadas, y era más fácil controlarlo, explica la experta.
Ermeninto afirma que “hay que informar y formar al personal sanitario y a la población en general, en los distintos países”. Cuenta que hay controles a la salida y la llegada de vuelos de países en riesgo, donde se les toma la temperatura a los viajeros y “se hace el alerta con una fiebre de más de 38,5 grados”. Pero a veces no alcanza. En el caso del hombre que está enfermo en Dallas, él no presentaba síntomas cuando viajó desde Liberia a Estados Unidos, pero llenó un formulario donde afirmaba que no había estado en contacto con personas infectadas con ébola, aunque había ayudado a una mujer enferma a subirse a un taxi.
En base a su experiencia en el terreno, Ermeninto explica que existen cuestiones culturales en Africa que hacen que sea más difícil controlar el virus. Cuenta, por ejemplo, que “hay una estigmatización del enfermo” y la gente los esconde en las casas y no informa a las autoridades.
Además, en los rituales funerarios la gente lava el cuerpo, lo besa, lo toca. “Es una serie de actitudes que propagan el virus en un momento de contagio enorme” porque el cadáver, por 48 horas, sigue impregnado de fluidos que son los que propagan la enfermedad.
Fuente Clarín