El nieto recuperado 114 creció con el nombre de Ignacio Hurban junto a Clemente y Juana, que vivían en un campo de Colonia San Miguel y que no podían tener hijos.
Agencias DyN y Télam – Infojus – La apropiación de Guido –o, como él dijo que prefiere seguir siendo llamado, Ignacio Hurban–, el nieto de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, podría constituir un episodio más dentro de una trama de complicidad con el terrorismo de Estado.
Guido o Ignacio, hijo de los militantes Laura Carlotto y Wilmar Montoya, nació en cautiverio y habría sido entregado a una pareja de peones rurales por Francisco Aguilar, un empresario rural en la zona de Olavarría, fallecido el pasado 26 de marzo.
El nieto recuperado 114 creció con el nombre de Ignacio Hurban junto a Clemente y Juana, que vivían en un campo de Colonia San Miguel y que no podían tener hijos.
Si bien la Justicia debe determinar ahora cómo llegó Guido a manos de la familia, los vínculos que el empresario habría tenido con las autoridades castrenses en aquellos años podrían dar algunos indicios.
Aguilar presidió la Sociedad Rural local, criaba caballos y se dedicaba a las actividades y competencias hípicas, en las que participaban también los oficiales del regimiento de caballería mecanizada de Olavarría.
El empresario perteneció a las denominadas “fuerzas vivas” de la comunidad, participó en política en la década de 1990 y en 2007 se candidateó a concejal por la coalición Unión-PRO que encabezó Francisco de Narváez.
“Las vinculaciones de Aguilar con los militares eran muy conocidas por todos acá. Desde que se conoció la verdadera identidad de Guido, hay gente que también expresa dudas sobre los orígenes de otros jóvenes”, señaló Carmelo Vinci, titular de la Comisión por la Memoria de Olavarría.
“Aguilar era cercano a Ramón Camps (coronel, jefe de la Policía bonaerense en la dictadura) y se llevaba bien con el personal de inteligencia del regimiento”, agregó.
Vinci sigue con expectativa el juicio por los delitos de lesa humanidad que se perpetraron en el centro clandestino de detención de Monte Pelloni, un caso en el que están imputados Ignacio Aníbal Verdura, Walter Jorge “el Vikingo” Grosse, Omar “Pájaro” Ferreyra y Horacio Rubén Leites.
Medios de comunicación cercanos al oficialismo publicaron informes sobre múltiples y presuntas relaciones de familiaridad y amistad que podrían vincular a los imputados en este juicio como una posible cadena de contactos que podría haber determinado que Ignacio Hurban terminara con una familia rural de Olavarría.
Su madre había sido secuestrada en La Plata y estuvo cautiva en un centro denominado La Cacha. No está claro dónde nació Ignacio. Olavarría y La Plata están bajo la misma jurisdicción militar.
El juicio de Monte Pelloni, que comenzará el próximo 22 de septiembre en la sede que Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires posee en Olavarría, será el segundo proceso de lesa humanidad que tiene que ver con la historia de la ciudad.
En 2012 se llevó a cabo en Tandil un juicio por la desaparición del abogado laboralista Carlos Moreno, defensor de empleados de la cementera Loma Negra.
Quien fue Aguilar
En su lejana juventud, Carlos Francisco «Pancho» Aguilar fue un buen nadador pero sobre todo un jinete eximio. Sus proezas en el salto a caballo le dieron cierta celebridad en Olavarría. Tanto le gustaba montar, que colaboró en la fundación de uno de los primeros clubes hípicos de Olavarría y supo transmitir esa afición a sus hijos: Jerónimo Aguilar, el “Pipa”, dirige hoy el Centro de Equitación del que “Pancho” fue primer presidente.
A través de la hípica conoció a varios militares. En las competiciones de salto participaban jinetes del Regimiento de Caballería de Tanques (ReCTan 2), bajo el mando del Coronel Ignacio Verdura, señalado como el “hombre fuerte de Olavarría” en el informe final de la Comisión Especial por la Memoria, una suerte de Conadep local.
En esos círculos también se movía Verdura, por entonces jefe del Área 124 –Olavarría- hasta octubre de 1977. El ahora excoronal tenía a su cargo el Regimiento de Caballería de Tanques 2 (RCTan2) y el Escuadrón de Ingenieros Blindados 1 (EIBl1). Verdura, además, compartió destino con uno de los rondaban la sala de parto clandestina en la que nació Guido Montoya Carlotto. Quienes siguen el hilo de esta historia revisan la posible relaciòn de Aguilar con el procesado Verdura, que desde setiembre será juzgado por 21 crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de detención Monte Peloni.
Aguilar murió el 26 de marzo de este año. En un obituario pomposo, el diario «Popular» de Olavarría se condolió de la pérdida de un “reconocido y apreciado vecino olavarriense” y un “padre y abuelo muy dedicado a su familia”. Un conocido suyo fue quien le hizo llegar a Ignacio la versión de que no era hijo biológico y había llegado a la casa de Juana y Clemente, sus padres adoptivos, en manos del patrón de estancia. Eso lo decidió a ir a Abuelas de Plaza de Mayo y hacerse el estudio de ADN.
Ignacio –ahora Ignacio Guido- llevó el mismo nombre que Verdura, el padre castrense de la comarca. Otros hijos de desaparecidos apropiados han sido bautizados bajo el mismo signo: Eugenia Sampallo Barragán se llamaba Violeta, como la madre de su entregador. En el caso de María Natalia Suárez Nelson, el marino Juan Herzberg figuraba como su padrino.
Verdura, la sombra de un represor temerario
El teniente coronel Ignacio Aníbal Verdura, un entrerriano de 46 años, llegó a Olavarría en octubre de 1975. Además de ser responsable de dos centros clandestinos –Monte Peloni y el que funcionó en el propio RCTan2-, se vinculó rápidamente a la oligarquía local. “Tenía muy buenos contactos con toda la alta sociedad”, dice una escritora olavarriense. “Tuvo mucho consenso en Olavarría, era un tipo campechano y popular. Iba a las reuniones del Rotary”, completa.
En uno de los campos de Amalita, había asados entre militares como Verdura, empresarios y gente vinculada al campo”, dice Matías Moreno, hijo del abogado laboralista asesinado por defender a los obreros de la zona. Es la tríada que dejó en Olavarría 29 desaparecidos y asesinados, según el informe de la Comisión por la Memoría. Por eso en el pueblo circula el pálpito de que Guido no es el único el hijo de desaparecidos apropiado por los represores.
En 2009, el juez Juan José Comparato procesó a Verdura por dos homicidios y 21 privaciones ilegales de la libertad y tormentos, con prisión domiciliaria. En 2010 se lo vio caminando por la plaza a la hora de la siesta en Santo Tomé, Corrientes. El 22 de septiembre comenzará el juicio oral por Monte Peloni, donde será juzgado.