Sustentado en esa mayoría absoluta que emerge ostentosa sobre las promesas de consenso, Jure se ha permitido cometer en 4 meses los pecados que cualquier manual de la política advertiría nocivos: la suba reiterada de impuestos y salarios de funcionarios -ahora volverá a bajarlos – y freno de programas y casi la totalidad de la obra pública. El intendente tiene el crédito propio que le otorgó la voluntad de los riocuartenses y el que no deja de ceder una oposición desconcertada. Los primeros meses de cualquier gobierno confluyen en la transición que ningún electorado observa apresuradamente con el ceño fruncido. Sin embargo, la batería de acciones impulsadas aún contrasta con la búsqueda de una gestión con rumbo claro.
Por Pablo Callejón (pjcallejon@yahoo.com.ar) Juan Jure asegura públicamente que ya ni recuerda la diferencia de votos por la que alcanzó el triunfo más contundente y holgado desde el regreso a la democracia. La «desmemoria» podría explicarse en que la vorágine de gestión y las obligaciones como intendente impiden revisar la lógica estadística de una elección que se concretó hace solo 4 meses y ya parece distante y añeja. Otras razones podrían encontrarse en la perezosa reconstrucción de la oposición que aún intenta ser algo más que un «no» minoritario en la banca parlamentaria aunque solo ratifica la distancia que reflejaron las urnas.
Sustentado en esa mayoría absoluta que emerge ostentosa sobre las promesas de consenso, Jure se ha permitido cometer los pecados que cualquier manual de la política advertiría nocivos. En 120 días anunció dos aumentos en las tasas de agua y cloacas, el segundo de casi el 100 por ciento, avaló incrementos salariales de ediles y funcionarios de hasta el 150 por ciento, anticipó un revaluó inmobiliario superior al 100 por ciento, frenó casi la totalidad de los frentes de obra y su secretario de Economía anunció en Plan de Contingencia a pocas semanas de asumir el nuevo gobierno en el que se incluía el cese de subsidios para microemprendimientos sociales.
En su discurso por el festejo de los 222 años de la ciudad, Jure sorprendió al rebajar un 30 por ciento de los haberes de los funcionarios, días después de haber defendido el alza al no vetar la ordenanza parlamentaria y defender la mejora públicamente. La polémica y el frustrado debate por los salarios se convirtió en una maraña de idas y vueltas sustentada en la especulación. ¿Le hace pagar el intendente el costo de las subas a los concejales que no rebajarán sus dietas? ¿Cómo se explican las críticas al edil Eduardo Scoppa por cambiar su postura ahora que el gobierno actúa en forma similar?
Jure plantea un discurso progresista que apunta a un presupuesto para el 2009 que impulse la contención social y la obra con sentido solidario pero el costo de una mayor recaudación saldrá en gran medida de los alicaídos bolsillos de los asalariados que cumplen con sus tributos. Un alto porcentaje -en el caso de EMOS, más del 40 por ciento- no honra sus compromisos fiscales. El Ejecutivo intenta imponer en la agenda pública un torrente de intimaciones a morosos pero las advertencias no son sinónimo de efectividad en el cobro. Lo que importa no son las miles de amenazas públicas sino la efectividad en el recupero del dinero adeudado porque no necesariamente la repetición de la estrategia es garante de un final exitoso.
Economía intentó darle un matiz público de equidad a la suba de impuestos. Advierten que existe una tarifa desactualizada y obsoleta que impide llegar con más recursos a los que menos tienen, un argumento que parece contrastable en número congelados desde hace más de una década. Sin embargo, en el caso de Emos seguirán pagando más los que están al día en lugar de los pertinaces deudores, algunos de ellos, de altos recursos. En el caso del Inmobiliario, sufrirán un mayor porcentaje en el alza los vecinos que viven en el sector con mayores servicios de Banda Norte que un residente de alguno de los countrys. Cada propietario de la zona 1 definida por el municipio, y que incluye al country San Esteban y Villa Dalcar Norte, abonará 70 pesos desde el año próximo. Los que viven en zonas menos beneficiadas de Banda Norte o el macrocentro afrontarán un costo de 60 pesos y los habitantes del Abillene, 51. ¿Marcan estas cifras las reales diferencias en los ingresos y propiedades de los habitantes de cada uno de estos barrios? La respuesta debería surgir del necesario debate en el Concejo Deliberante.
El después de los anuncios
La prontitud del proceso de restricción de gastos y la profundidad de las medidas de aumento impositivo no pueden solo adjudicarse a las culpas que emergen de la conyuntura nacional e internacional. La crisis del campo comenzó a alertar sobre un freno del consumo y la recaudación mucho antes del inicio de la campaña que el propio Jure decidió interrumpir por el malhumor colectivo. Mientras los números se enrojecían, se multiplicaban los anuncios por más obras, se consumía hasta el último centavo de los aportes del fideicomiso y se dilataban soluciones al boom de la construcción y las cuentas del Gamsur que hicieron eclosión demasiado pronto y con radicalizadas protestas en las calles.
Jure no remite al pasado del que fue un protagonista de peso y asegura que los conflictos surgen porque los buscó a partir de las decisiones que pudieron afectar el interés de los privados y las corporaciones. ¿Están en riesgo los privilegios que los grupos empresarios obtuvieron en la recolección de basura, el desarrollo de la obra pública y el crecimiento edilicio en el complejo espectro urbanístico de la ciudad? ¿Se terminarán los convenios de contratación directa, por cifras millonarias y con mínimo riesgo empresario, instalados desde hace años en la ciudad?
Jure tiene el crédito propio que le otorgó la voluntad de los riocuartenses y el que no deja de ceder una oposición desconcertada. Los primeros meses de cualquier gobierno confluyen en la transición que ningún electorado observa apresuradamente con el ceño fruncido. Sin embargo, la batería de acciones impulsadas aún contrasta con la búsqueda de una gestión con rumbo claro. El primer mensaje público de Jure buscó ligar los hilos de un una gestión dispar y apostar a un futuro en el que se concretarán sus ofrendas de campaña. Comenzó la cuenta regresiva para definir la identidad prometida.