Caso Sabena: Declaró la joven que fue novia de Nicolás

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En el marco del juicio contra José Francisco Vargas, esta mañana declaró María. Relató su último contacto con el joven desaparecido.

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En el marco del juicio contra José Francisco «el Yaca» Vargas, esta mañana declaró en los tribunales locales María Altamirano, quien fuera la útlima novia de Nicolás Sabena.

En diálogo con Telediario, la joven indicó que vió por última vez a Nicolás el 11 de septiembre de 2008, y que al último contacto telefónico lo tuvo el 14 de septiembre, día de su desaparición.

«Fue una llamada corta; él me dijo que estaba casi sin batería y se cortó la llamada»; «me dijo que estaba en la quinta del negro Vargas», sostuvo la jóven, y además indicó que ella misma fue «una o dos veces» a la quinta de los Vargas con Nicolás; «pero no hablé con ellos, nunca me bajé del auto».

«Nunca más supe de él – dijo en alusión a Nicolás- primero pensé que se había ido de viaje por los problemas que tenía con los padres, pero después pasaron varios días  y ahí llegué a pensar que estaba muerto».

Por su parte, René Bossio, abogado que representa a la familia Sabena, sostuvo que pese a las declaraciones de la joven, testigos aseguran haberla visto hablando con «Pepe» Vargas tras la primera ronda de declaraciones.

CASO NICOLÁS SABENA, EL JUICIO

Inspección ocular

Por decisión de los jueces que integran el tribunal de la Cámara del Crimen, se realizó una inspección ocular en la quinta de los Vargas, donde fue visto por última vez Nicolás Sabena, desaparecido desde septiembre de 2008.

La medida se resolvió luego de la declaración de los policías Fernando Pereyra y Gustavo Oyarzábal, quienes participaron en la investigación y fueron cuestionados por la familia de la víctima debido a los llamados que recibían los Vargas antes de cada allanamiento.

Los jueces pudieron evaluar las distancias y la visibilidad desde la tranquera hacia el interior de la quinta. Del operativo también participó el fiscal, la querella y la defensa.

Los Vargas ya no viven en el lugar, debido a que compraron una vivienda en el centro de la ciudad. La medida habría surgido debido a la enfermedad de la esposa de José Vargas, quien falleció el año pasado.

Tras la inspección, continuará la audiencia con el aporte testimonial de dos consultoras de la ciudad -Karina Cullen y Andrea Debandi- y un agente policial.

 

Las dudas

Con la declaración de cinco policías, se realizó ayer la segunda audiencia por el juicio a uno de los integrantes de la familia Vargas, acusado en la causa Nicolás Sabena.

El imputado es José Francisco Vargas, alias el Yaca, quien está acusado de privación ilegítima de la libertad agravada.

La actuación policial había sido cuestionada junto a la del fiscal Walter Guzmán por impericias en la investigación y los llamados que recibió Vargas antes de los allanamientos en su quinta.

Rosa Sabena recordó que entre los policías que declararon se encuentran aquellos que fueron denunciados por “irregularidades”.

“Ellos han dado su versión y la Cámara ha corroborado de que todos mis dichos fueron ciertos. Antes de realizar cada allanamiento avisaban a los Vargas Parra. De esta forma, no se pudieron obtener pruebas más contundentes”, enfatizó.

Sabena indicó que “el juez González Castellanos puso como ejemplo el operativo por trata de personas, donde la policía irrumpió rompiendo puertas, y acá le avisaron a pesar de que buscaban a una persona”.

Por su parte, el doctor René Bossio remarcó que “hay innumerables llamadas a los Vargas en el expediente” y afirmó que “el juicio permite dejar de lado la carne podrida que se intentó mezclar en la causa”.

 

Probation

Por el hecho también están imputados José “Pepe” Vargas y su hija Lucía Inés Vargas, aunque ambos evitaron el banquillo de los acusados al solicitar la probation.

“Yaca” Vargas tiene 36 años, es soltero y padre de una hija de 15 años. Afirmó ser adicto, ganar 2 mil pesos por mes y tener antecedentes penales, fundamentalmente, por robos.

 

“Fueron ellos”

En la primera audiencia declaró Rosa Sabena, quien habló sobre lo sucedido en los últimos días de su hijo Nicolás, antes de su desaparición.

En una polémica definición, la investigación determinó que los Vargas son los principales sospechosos por la privación de la libertad de Nicolás, aunque no llegan imputados por su desaparición y eventual muerte.

“Los Vargas Parra sustrajeron a mi hijo, se aprovecharon de que era un chico sumamente vulnerable, lo llevaron a vivir a su quinta y cuando estuvo días llorando porque quería irse de ahí, no lo dejaron; no tengo dudas de que fueron ellos los que lo mataron”, advirtió la mujer ante los jueces.

 

“Que se sepa la verdad”

En el inicio del juicio al “Yaca” Vargas, Rosa aseguró que el proceso genera “muchas expectativas de que se sepa la verdad”.

Rosa expresó que “todos estos años han sido una agonía” y advirtió que “no hay dudas de la responsabilidad de los Vargas Parra”.

“Mi hijo era inmaduro y manejable. Esta gente logró atraerlos con la hija, lo arrancaron del hogar y lo llevaron para utilizarlo en el mundo delictivo, en la venta de drogas, posiblemente como dealer. Mi hijo vio algo, no lo dejaron salir y lo mataron”, enfatizó.

Por su parte, el abogado René Bossio, manifestó que no descartan que en medio del juicio cambie la calificación del delito que en principio es privación ilegítima de la libertad.

Añadió que van a “seguir luchando porque los demás imputados lleguen al juicio”.

Bossio resaltó que “Rosa es una luchadora” y reconoció que la investigación tuvo muchas irregularidades.

 

Desenlace fatal

El 1 de diciembre de 2010, la familia de Nicolás Sabena, presentó un escrito ante la Cámara Primera del Crimen que aún debía evaluar la apelación a la prisión preventiva de los Vargas y describió cómo se habría producido el violento desenlace en la vida de Nicolás.

El texto que anticipó TD Digital advertía que el joven habría sido acuchillado y descuartizado. Fue la primera descripción judicial sobre una investigación que aún deriva en la impunidad.

En informe señaló que “la sangre hallada en cuchillo secuestrado en la casa de Vargas es humana, según lo informa el Ceprocor a fs. 584, y el peritaje efectuado con los perros de odorología forense, de modo inequívoco, señala que hallaron el olor de Nicolás en la hoja del cuchillo y en el baúl del vehículo Pointer”.

Añadió que el organismo científico determinó que a través de la prueba del Luminol se hallaron resultados positivos “en la pared de la cocina, en la bañera del baño, en el fondo del balde de albañil que estaba en la pileta del lavadero, en el piso al lado de la cama donde dormía la víctima y en el piso del asiento trasero del Volkswagen Pointer bordó dominio AYK 940 de propiedad de Vargas Miserendino”.

Para el abogado querellante, José Sagarraga, esto “permite suponer también que no solo el chico fue apuñalado, sino posiblemente que su cuerpo haya sido descuartizado en la bañera, y trozado en pileta del lavadero”.

“De manera que esas son pruebas concluyentes que demuestran que la hoja del cuchillo atravesó la epidermis de Nicolás y el olor hallado en el baúl del vehículo no dejan dudas que el cuerpo de Nicolás estuvo dentro del mismo. Circunstancia que ni siguiera pasó por la cabeza de los jueces pese a que expresan en su resolutorio que ha sido la causa objeto de un exhaustivo análisis”, sentenció.

 

Informe

En respuesta al duro fallo de la Cámara, que cuestionó ampliamente el material probatorio en contra de los Vargas, la querella señaló “el 14 de setiembre de 2008, en horario que no ha podido establecerse con exactitud, pero ubicable entre las dieciocho y las veintiuna horas, José Vargas en compañía de los integrantes de su familia José Francisco Vargas Flores, Lucía Inés Flores y Adelina Flores, retuvieron privándolo de su libertad ambulatoria”.

Se indica que lo habrían trasladado desde la Quinta “a otro lugar aún no determinado por la instrucción, donde lo ocultaron con la finalidad de compelerlo a efectuar el pago de una deuda de dinero, que el mismo Sabena mantenía con los nombrados”

Refiere que Lucía Vargas se comunicaba con Nicolás a través de una línea telefónica, con característica en Rosario, que pertenecía, en realidad, a una mujer que habría sufrido el robo de identidad tras extraviar el documento.

“En allanamiento practicado en la quinta de los Vargas fueron secuestrados numerosos “chips” sin activar para usar, lo que demuestra que las actividades de los imputados nos son precisamente laborales sino evidentemente delictivas. Nadie tiene en su casa “chips” sin activar a los fines de su eventual utilización, salvo quien se encuentra habitualmente dedicado a las actividades ilegales”, consideró el abogado Sagarraga, quien era asesor legal de Sabena.

Con respecto a los ritos esotéricos, evaluó que “de ninguna manera puede tomarse como libertad de culto maldecir a las personas” y manifestó que “eso sólo puede ocurrirles a mentes precarias y delictivas”.

“Además los señores Camaristas parecen olvidar que en el allanamiento efectuado en la Casa de Vargas Parra el 05/08/10, se secuestraron numerosas armas de fuego de grueso calibre. Esto habla por sí solo de las actividades delictivas de los miembros de la mencionada familia”, puntualizó.

 

“Advertencia mafiosa”

Semanas atrás, la quinta de la familia fue objeto de hechos vandálicos. Las agresiones a la propiedad fueron advertidas el pasado viernes, y la policía inició las actuaciones.

Según precisó la madre de Nicolás -el joven desaparecido en septiembre de 2008-, autores ignorados rompieron el sistema eléctrico y el cableado, aunque “no robaron nada”.

En la propiedad que la familia Sabena posee, camino a Tres Acequias, han destrozado todo el sistema eléctrico, dejando sin luz a las instalaciones. Estos hechos, a poco de iniciarse el juicio por la desaparición de Nicolás, a la familia Sabena le suenan a advertencia.

“Vinimos – a la quinta- y nos encontramos con que no había luz, y cuando fuimos al pilar nos dimos con que habían roto todo; la llave térmica, la tapa que cubre el medidor, estaban cortados todos los cables”, explicó Rosa Sabena en diálogo con Telediario.

La mujer, que ya efectuó la denuncia ante la Justicia provincial, dijo que se sintió “muy vulnerada”, y que las agresiones a la propiedad “van mucho más allá de un hecho vandálico común”

“Para mí este es un mensaje mafioso para quitarnos la fuerza y no lo van a lograr, aunque esto genera temor”.

Para Rosa Sabena, “es un mensaje mafioso por la cercanía del juicio” a integrantes de la familia Vargas, acusados de la desaparición de su hijo.

 

Vandalismo

“Ingresaron hasta el frente de la vivienda y destruyeron a golpes un poste. El temor nos ha ganado y creemos que es un claro mensaje mafioso, porque estamos próximos al juicio. Pudieron haber robado, pero no lo hicieron, y es la segunda vez que ocurre un hecho similar. El anterior episodio fue en febrero de 2011″, advirtió.

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