«El Indio», considerado una leyenda del delito riocuartense en los años 80, está detenido e imputado por portación de armas de guerra y encubrimiento.
El fiscal Fernando Moine elevó a juicio la causa contra Máximo Arreyes, considerado una leyenda del delito riocuartense en los años 80. Está detenido e imputado por portación de armas de guerra y encubrimiento.
«El Indio» fue apresado el pasado 10 de febrero cuando se disponía a realizar un trámite en el Registro Civil de la calle Cabrera. En su poder tenía una pistola Bersa calibre 380.
La acusación implica una pena mínima de 3 años y 6 meses de prisión y un máximo de 8 años.
Además, Arreyes se había fugado en el 2001 de un penal de Tucumán y luego se fue a vivir al exterior. Según afirmó su abogado Valverde, “El Indio” se presentó ante la Justicia tucumana y pidió la exhimición de prisión al señalar que transcurrieron 12 años de la acusación y la causa “está prescripta”.
La petición fue concedida y se abrió un trámite para definir la prescripción, además de dar de baja al pedido de captura internacional.
Valverde aseguró que Arreyes había sido detenido pero nunca se concretó el juicio, debido a que el riocuartense concretó exitósamente la fuga junto a otros dos delincuentes.
“Quedaros tranquilos”
A un día del sorpresivo arrestro del peligroso delincuente sobre el que pesaban dos pedidos de captura, Máximo Arreyes eligió su cuenta personal en Facebook para expresarse.
A través de un escueto mensaje que llegó al Facebook de Telediario Digital, Arreyes ó alguien de su entorno, escribió que se encuentra “de lujo” y pidió tranquilidad para sus conocidos. Además, envió bendiciones y se hasta se rió de la situación.
“Jajajaja, estoy de lujo… Quedaros tranquilos. Que Dios los bendiga como me ha bendecido siempre a mi”, señala el mensaje.
Fallo
Para las juezas Virginia Emma, Nora Sucaría y Lelia Manavella, el procedimiento policial que puso en evidencia que Arreyes circulaba por la ciudad con un arma de guerra fue “legítimo” y “legal”, por lo tanto rechazaron la apelación de la defensa, para quien la Policía se había excedido en sus atribuciones, pues en su opinión nada justificaba que su cliente fuera requisado y detenido, porque la orden de captura que pesaba contra él ya había prescripto.
Las magistradas de la Cámara Primera de Apelaciones entendieron que los agentes hicieron lo correcto cuando decidieron demorar a Arreyes porque la información que tenía la Policía de la Provincia era que existía una orden de captura en su contra y dejaron en claro que, si durante la requisa que le practicaron no hubiese aparecido entre sus ropas una pistola Bersa con su numeración limada, Arreyes hubiera recuperado su libertad apenas quedara en claro que el pedido de captura en su contra ya no se encontraba vigente.