Pascual Orozco tuvo que volver al Hospital San Luis por una infección. Había estado diez días en terapia intensiva. El policía Walter Talquenca le pegó un balazo en el abdomen.
Recién al octavo de los diez días que pasó en la terapia intensiva del Hospital San Luis, Pascual Orozco, de 41 años, dio alguna señal de vida aparte de las que emitían las máquinas a las que estaba conectado. Hasta entonces “estaba ‘muerto’”, dice su madre, María Elena Orozco, que aquel día de la primera reacción de Pascual entró desesperada, apenas su hija le avisó, para ver si la reconocía.
“De los heridos, fue el que más grave estuvo”, recuerda María Elena en declaraciones realizadas al diario La República de San Luis.
Cuando le dieron el alta, el sábado 12 de abril, el sobreviviente del tiroteo ejecutado por el inspector Walter Fabián Talquenca en el boliche “Natacha”, de Naschel, pensó que por mucho tiempo no volvería a pisar el hospital de la capital. Pero está internado de nuevo.
Sufrió una infección en la herida que le hizo en el costado izquierdo de la espalda una de las casi veinte balas 9 milímetros disparadas por el policía, al salir de su cuerpo, luego de atravesar su abdomen.
“Hasta el miércoles pasado lo tuve en mi casa, en Tilisarao”, cuenta la madre, que perdió la noción del tiempo y saca cuentas de las fechas. Le habían dado el alta con la recomendación de que los médicos de una clínica privada del pueblo lo curaran y le controlaran la evolución.