Hay menos presencia de peatones y el trabajo al aire libre se restringe al atardecer. Los que se hacen la América son los vendedores de café y de churros. «En tres horas vendo 15 docenas» señaló uno de los jóvenes que traslada la oferta de churros en su carro. En los quioscos la venta de café se multiplicó. Los cirujas son los que más sufren el impacto de las bajas temperaturas.