A partir de las 4.45 se pudo observar al satélite natural de la Tierra plenamente en una tonalidad entre roja y anaranjada, denominada de «sangre», a raíz de un eclipse.
A las 6.20 el eclipse completó su fase final con lo que el satélite natural de la Tierra volvió a iluminarse y recuperó su aspecto habitual, claro y brillante, dejando atras la tonalidad roja y anaranjada, denominada de «sangre», que lució circunstancialmente.
El fenómeno, que comenzó alrededor de las 3 de la madrugada, fue observado por numerosos argentinos, sin necesidad de telescopios, que permanecieron despiertos y contó con una amplia cobertura de los medios de comunicación.
Muchos porteños participaron con telescopios -aunque no eran necesarios-, música y una pantalla grande desde la entrada del Planetario de la Ciudad de Buenos Aires, en la avenida Sarmiento y Figueroa Alcorta.
Los eclipses se producen «cuando la Luna se introduce parcial o totalmente en el cono de sombra que nuestro planeta proyecta hacia el espacio, en sentido opuesto al Sol», dijo a Télam Lucía Sendón, directora del Planetario «Galileo Galilei».
Sendón explicó además que «todos los años se producen eclipses, pero no siempre se pueden ver desde un mismo lugar de la Tierra; hay veces que la Luna no penetra totalmente en el cono de sombra que proyecta la Tierra y por lo tanto no se oculta del todo, sino que sólo desaparece una parte».
La especialista precisó que la luz rojiza que bañó a la Luna esta madrugada se debió a que «la atmósfera de la Tierra refracta luz hacia el interior del cono de sombra y esa luz rebota en su superficie», por eso se pudo ver de «un atractivo color rojo».
«Habitualmente se producen dos eclipses de Sol y de Luna por año. Esto sucede porque la órbita lunar está inclinada cinco grados con respecto a la de la Tierra alrededor del Sol, lo que significa que al menos dos veces por año la Luna, la Tierra y el Sol quedan alineados», señaló.
Este eclipse es el primero de una tétrada de lunas rojas que se repetirá prácticamente cada seis meses hasta dentro de año y medio, un fenómeno que sólo ocurrirá siete veces en este siglo, informó la NASA.
Los eclipses totales de Luna ocurren cuando tiene un alineamiento casi perfecto con el Sol y la Tierra y el planeta proyecta su sombra sobre el satélite en fase «llena»
Los eclipses totales de Luna ocurren cuando tiene un alineamiento casi perfecto con el Sol y la Tierra y el planeta proyecta su sombra sobre el satélite en fase «llena», un fenómeno poco frecuente que no ocurría desde el 10 de diciembre de 2011.
Sin embargo, la Luna no desaparece de la vista sino que se tiñe de rojo, porque la atmósfera de la Tierra filtra la luz solar y deja pasar sólo ese color, que se proyecta sobre el satélite.
Este fenómeno estuvo rodeado a lo largo de la historia de muchas supersticiones y referencias a profecías sobre desastres naturales de gran magnitud.
Por ejemplo, el libro «Four Blood Moons», publicado el año pasado por el televangelista John Hagee, sugiere una vinculación entre la tétrada y los vaticinios bíblicos sobre el fin del mundo, reportó la agencia española EFE.
La última vez que tuvo lugar una serie de cuatro eclipses lunares totales ocurrió en 2003 y 2004, mientras que el próximo eclipse total de Luna podrá verse desde Buenos Aires el 28 de septiembre de 2015.