El procurador General adjunto de la Nación, Eduardo Casal, dictaminó que la Justicia de Córdoba debe seguir investigando la muerte del niño Ale Flores, ocurrida en Río Cuarto en 1991, cuando un móvil del Comando Radioeléctrico lo habría atropellado y los dos policías que viajaban en él, desaparecido el cadáver, que recién apareció 17 años después.
En diciembre 2010, el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba dictaminó que el caso había prescripto, por lo que los dos policías imputados, el comisario retirado Mario Luis Gaumet y el exmiembro del Eter Gustavo Javier Funes, no podrían ser juzgados.
La apelación de la familia de Ale llegó a la Corte y ahora es el procurador quien opina que la pesquisa debe continuar. El Alto Tribunal aún no resolvió si aceptará el pedido del procurador.
El dictamen dice que la prescripción de la causa decretada por el Tribunal Superior cordobés “no implica desentenderse de la obligación del Estado de asegurar el derecho de los padres de la víctima a conocer la verdad”.
Con este norte jurídico, el procurador agrega que el fiscal del caso debe “comprobar fehacientemente” cómo murió Ale aquella tarde de 1991 y qué hicieron los policías sospechados u otras personas que podrían haber intervenido en la muerte y desaparición del cadáver.
“Pesa sobre las autoridades judiciales de Córdoba el deber de profundizar la investigación (…) con el objeto de lograr el pleno esclarecimiento de lo ocurrido (…) el 16 de marzo de 1991, como así también de lo acontecido durante el desarrollo del proceso (judicial) que dilató durante años la pesquisa y condujo a la prescripción”, fundamenta el procurador Casal.
Y remata: “No se descarta que de ese avance de la investigación puedan surgir nuevas imputaciones –de los hasta ahora imputados o hacia terceros– (a raíz de las) diversas circunstancias que afectaron el progreso de la investigación” contra los dos policías.
El hecho
Ale Flores desapareció el 16 de marzo de 1991, cuando tenía 5 años y volvía a su casa desde la plaza de un barrio de Río Cuarto. Aparentemente, en medio de una tormenta de tierra, intentó cruzar en una esquina cuando –aparentemente– un móvil conducido por el policía Mario Gaumet lo habría embestido.
El móvil iba a alta velocidad. El auto se detuvo y bajaron Gaumet y el sargento Gustavo Funes, quienes, se sospecha, llevaron al niño para que sea asistido, pero los golpes habían sido mortales. Ambos policías habrían borrado todos los rastros, incluyendo el cuerpo del niño.
Recién el 2 de julio de 2008, 17 años después, los restos óseos fueron hallados en una alcantarilla ubicada a 300 metros de donde se produjo el impacto. En 2010, el TSJ confirmó que no se trataba de un crimen de lesa humanidad y archivó el caso, que podría ser desempolvado.
Fuente: Diario Día a Día