En la segunda parte de la entrevista que le realizó Guillermo Geremía en 1992, el delincuente habla de su adicción a las drogas y revela relaciones con personal policial del área de toxicología, que le suministraba droga mientras se encontraba detenido en la Unidad Departamental.
En 1992, Máximo Arreyes, el peligroso delincuente que se convirtió en una leyenda de Río Cuarto por su frondoso prontuario, eligió a Telediario para dar su versión sobre sus antecedentes policiales.
El fragelo de la droga, que ya en esa época afloraba en la ciudad, tenía a Arreyes como uno de las caras más visibles.
Él mismo, en diálogo con Guillermo Geremía, se definía como adicto, pero negaba ser narcotraficante.
«Acá no hay nadie que te pueda decir ‘a Arreyes lo agarraron con una balanza o con un papel de cocaína’, son todas mentiras», aseguraba.
Sin embargo, en julio de 1992 había sido detenido por un kilo de cocaína en su poder, hecho que atribuyó a un plan policial para perjudicarlo ya que años anteriores, precisamente en 1990, Arreyes había denunciado que personal policial de la división toxicología le proporcionaba cocaína para drogarse, mientras estaba detenido en la Unidad Departamental.
«Por supuesto que consumí droga en el interior de la Unidad Departamental. En la sección toxicología, que pertenecía al área de inteligencia. Consumía cocaína que era proporcionada por ellos», señalaba.
Además, aseguraba que eran común esos operativos policiales donde se «plantaba» droga en domicilios de personas para comprometerlos.
«Todo lo que yo hablo, es verdad», concluía.