Cómo una postal irreverente del momento político y dirigencial de Río Cuarto, las principales coaliciones políticas optaron por relegar a lugares secundarios a referentes locales.
A 30 años del regreso de la Democracia, los riocuartenses participan de una elección en la que ningún candidato de la ciudad surge como un aspirante con chances a la Cámara de Diputados.
Cómo una postal irreverente del momento político y dirigencial de Río Cuarto, las principales coaliciones políticas optaron por relegar a lugares secundarios a referentes locales.
Tras la PASO, Agustín Calleri le dejó a Martín Llaryora el cuarto espacio en la lista de Unión por Córdoba y sus chances se diluyeron rápidamente. En la nómina también aparece Edgar Bruno, dirigente de La Militante, aunque sin expectativas de poder acceder a una banca.
En el radicalismo, la ausencia de Miguel Abella tras la derrota en las internas, solo dejó la compensación para el sur provincial con la presencia de Gerardo Bellock, intendente de La Cautiva.
El kirchnerismo sorprendió con la ausencia de Alberto Cantero y optó con candidatos con impronta universitaria, aunque sin vínculos con Río Cuarto.
En el caso del PRO, el abogado Jorge Pazo aparece en la lista, aunque no accederá al parlamento nacional.
Finalmente, el Frente Amplio y Progresista ubicó en el segundo lugar a la concejal Viviana Yawny. La debacle electoral del juecismo en las primarias la confronta con una pesada carga. Si no se revierte radicalmente la performance, no tendrá ninguna chance.
La historia de la política riocuartense desde 1983 siempre tuvo en los referentes de la ciudad a legisladores con nombre propio y respaldo partidario.
Humberto Roggero, el hombre fuerte del peronismo durante años, llegó a ser la tercera autoridad del país desde la presidencia del Congreso. Fueron tiempos en los que Eduardo Di Cola también logró gestar una figura de resonancia nacional. Con orígenes peronistas, se incorporó al Congreso Alberto Cantero -ahora director de Radio y Televisión Nacional- y la agrodiputada, Estela Garnero.
En el radicalismo, Conrado Storani dejó su impronta durante la presidencia de Ricardo Alfonsín y luego llegaría el tiempo de Miguel Abella.
Gumersindo Alonso y Ana Richter llegaron a sus bancas junto al auge electoral del juecismo, aunque Richter abandonó rápidamente el espacio y se convirtió en diputada del delasotismo.
Alonso y Garnero dejarán en diciembre sus cargos legislativos y los riocuartenses se quedarán sin representación parlamentaria nacional. Una deuda pendiente para la dirigencia local.
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