Ricardo Jaime llegó en remís a la sede del Tribunal Oral Federal 2 de Córdoba. Allí se lo enjuicia por haber intentado robar pruebas en un allanamiento realizado en 2010 en la causa en la que se investiga su enriquecimiento ilícito.
«Estoy tranquilo», dijo antes de ingresar a los Tribunales. Y tuvo la oportunidad de hacer lo que hacen los imputados en un juicio antes de escuchar el veredicto: expresó sus «últimas palabras».
Ya frente a los jueces, Jaime tomó la palabra y reiteró su inocencia. «Niego totalmente los hechos que se me imputan y voy a esperar lo que el excelentísimo tribunal va a expresa». Fue escueto y concreto.
Dice que no intentó robarse unas tarjetas personales que lo señalaban como director ejecutivo de la empresa Cerro Motos. Esa tarjeta lo ponía a Jaime dentro de un entramado de negocios y política que se podría haber develado con esas pruebas.
En el juicio el policía federal Miguel Ángel Maidana ratificó que Jaime se metió las tarjetas en el bolsillo y luego las devolvió.
La contadora Eleonora Feser de la fiscalía federal de Carlos Rívolo, que lo investiga por enriquecimiento ilícito, ratificó la existencia de las tarjetas. Pero esas pruebas nunca aparecieron.
Los jueces Fabián Asís, Carlos Lascano y José María Pérez Villalobo darán a conocer su veredicto al mediodía. Hasta tanto, el juicio está en un cuarto intermedio.
El Tribunal pasó a un cuarto intermedio hasta el mediodía, cuando finalmente dará a conocer la sentencia. El fiscal del caso Maximiliano Hairabedián solicitó una pena de un año de prisión condicional por el delito de tentativa de sustracción de pruebas, que prevé un mínimo de 15 días y un máximo de dos años y ocho meses. Su abogado, Marcelo Brito, la absolución.