Alrededor de cinco mil jóvenes argentinos vibraron este jueves ante la presencia del Papa Francisco, en la Catedral de Río de Janeiro.
«Hagan lío en sus diócesis. No se queden encerrados en sus comunidades ¡La Iglesia tiene que salir a la calle! ¡Si no sale, la Iglesia se convierte en una ONG y la Iglesia no es una ONG!», alentó el sumo pontífice a sus seguidores que lo espectaban dentro y fuera del templo.
Cuando entró puntualmente a las 12.30 al templo, se desató una ovación y los chicos empezaron a entonar estribillos como «Esta es la juventud del papa», «Francisco querido, el pueblo está contigo» y «Viva el papa».
Apenas subió al altar lo rodearon con abrazos y besos una treintena de obispos argentinos, encabezados por el presidente del Episcopado, monseñor José María Arancedo, para quien el encuentro fue «como una yapa, un regalo extra» y significó el «reencuentro con su querido pueblo argentino».
La reunión estaba programada y días anteriores el Papa había confirmado que participaría junto a la juventud argentina del encuentro, pero por razones de seguridad, el lugar donde i¿ba a concretarse se mantuvo en secreto hasta último momento.