La historia de los homenajes riocuartenses a Manuel Belgrano

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Desde la creación de «la bandera más larga», al monumento que no fue y el busto del prócer destruido por vándalos.

 

La historia revisionista de sus héroes y hazañas se ratifica en mártires que lo dieron todo, antes de convertirse en patronos eternos de nuestro mejor pasado. La relación de los riocuartenses con el legado de Manuel Belgrano tiene impronta de calle y un encuentró físico en la Plaza que resiste al olvido.
En el siglo pasado, la incidencia militar sobre la gesta de Belgrano se vislumbró en una banadera que pareció infinita. El símbolo patrio fue donado por el entonces Regimiento 14 a la escuela de cadetes del club Estudiantes.
El historiador Omar Isaguirre precisó que «la bandera más larga y primera que se obsequia en Río Cuarto fue en  1945 y en las fotografías fue portada por los niños en la vieja cancha de la Liga Regional».
«Era otra época, y en el momento de evocar a los próceres se conjugaban los aspectos militares y sociales», aseveró.
El monumento que no fue y el reconocimiento que demoró varias décadas en llegar, contrastan con la imagen fundamental del general que desde niños descubrimos en los manuales de escuela.
«En 1971, comienza a hablarse de la Plaza Belgrano y el Gobierno llama a concurso para un Monumento a la Bandera. Se designó un arquitecto, pero la obra nunca se hizo. Finalmente, en el 2003 se creó la Plaza y se colocó la imagen que recuerda a Belgrano», precisó Isaguirre.
El monumento a Belgrano es ahora una efigie casi irreconocible. Entre roturas y pintadas agresivas, el busto sobrevive deteriorado diez años después de su construcción.

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