La víctima denunció 12 veces a su ex marido. Recibirá contención profesional y económica.
Aunque presentó 12 denuncias ante la Justicia y existe una orden de exclusión contra su ex marido, Rosalía Comoglio no logra evitar que continúen las amenazas y golpizas contra ella y sus hijos.
La mujer relató en diálogo con Telediario que el hombre «es adicto y alcohólico» y que la violencia se desarrolló «durante años»
«Me logré separar y desde noviembre realicé hasta 12 denuncias para que la Justicie actúe. No soportaba más los golpes y las amenazas. Llegó a apuntarnos con un arma en la cabeza»,relató conmovida.
La mujer afirmó que el acusado tampoco cumple con la cuota alimentaria que fijó la Justicia.
«Me obligaba a pedirle plata a familiares ó me golpeaba. Me animé a denunciar después de separarme. El decía que iba a cambiar pero terminaba pegándonos a todos, fue un infierno. Tiene totalmente prohibido acercarse a nosotros, pero se burla de la Policía», aseveró.
La última denuncia refiere a un hecho en la vía pública, donde el agresor le habría «tirado el auto encima» a la mujer y a su hija, quien está embarazada.
«Él cree que nadie lo puede tocar, porque yo soy pobre y no tengo ni abogado. Necesito que la Justicia actúe porque tengo mucho miedo», aseveró.
Ayuda de la Provincia
La licenciada Ema García, miembro de la dirección de Violencia Familiar del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia, manifestó que esta mañana recibió a la denunciante.
«Atendí a Rosalía y le ofrecimos el espacio para que sea contenida. Queremos iniciar un camino distinto con ella y los profesionales», aseveró.
García expresó que «la señora no recibe cuota alimentaria y tiene un problema de salud serio y la Provincia la va a incorporar al programa Nueva Vida, con ayudas económicas de mil pesos mensuales».
«No queríamos revictimizar a la persona para que vuelva a contar todo, sino que nos hemos basado en lo que dijo ante la televisión. Queremos trabajar con la señora para que pueda salir», manifestó.
García dijo que «los hechos de violencia no constituyen delitos hasta que hay una denuncia penal» y remarcó que «la persona sufre una violencia cíclica en la que hay golpizas y luego pedidos de perdón».
«La víctima sufre un lavado de cerebros en los que, por ejemplo, le dicen que va a destruir una familia. Se produce una paralización muy grave», aseveró.