Voy intentar, junto al psiquiatra Ricardo Aranovich con el cual coincido totalmente, de articular filosofía y psicoterapia. Parto que toda actividad humana, manifiesta o invisible, reposa inevitablemente en una ideología que cualquier ser humano se propuso conceptualizar. Creo que toda psicoterapia para ser tal, además del sustento técnico necesario, debe tener una clara definición realista como sostén científico.
Si queremos actuar sobre el hombre tenemos primero que conceptualizarlo, buscando un fundamento científico a la labor psicoterapéutica. La pregunta sería ¿se puede actuar sobre el ser humano, determinar su salud o enfermedad, intervenir en todo ello sin tener una idea clara de lo que es el ser humano?. Para mí es inadmisible.
Si tomamos el pensamiento de Ortega y Gasset (junto a Aranovich), coincidiríamos en afirmar, que es el que ha dado la mayoría de las respuestas a esta cuestión de modo mas acertado. Y es el pensamiento del gran filósofo español la base con lo cual fundamento mi actividad psicoterapéutica en salud mental.
Siguiendo sus ideas, nos dice que el ser humano concreto es la relación entre su yo (el sí mismo) y la circunstancia. De allí que surge el sentido de su sentencia: yo (mi vida concreta) soy yo (subjetividad) y mi circunstancia (mundo objetivo). Esto no significa que se desconozca los factores biológicos, ni las condiciones físicas y psíquicas del ser humano, ni tampoco su carga genética determinista. Entonces, la vida concreta de cada uno de nosotros es el yo y las circunstancias. Pero para no resultar absorbido por la circunstancia (el contexto), el ser humano le opone el proyecto de vida. El yo, en cuanto vivencia y pensamiento, es siempre proyecto en ejecución. Ojo!, aunque no haga nada su proyecto será el no hacer; como así también el que quiera quitarse la vida hará un proyecto de muerte.
El proyecto de vida tendrá aspectos favorables o no de acuerdo a lo que ofrece la circunstancia o el contexto. ¿Que es lo que incide para que esto sea así?: el lugar de nacimiento, la familia, la educación recibida, y los valores sociales del ambiente en que vive. Además hay factores físicos, como por ejemplo, en un proyecto de ser deportista jugará la talla, los reflejos, la resistencia al esfuerzo, el espíritu de competencia, etc..Como así también, en un proyecto de ser ajedrecista, sería válida la concentración y la memoria como característica. Si el proyecto se inclina hacia las artes, el interesado tendrá que gozar de sensibilidad e imaginación en dosis apropiadas. Si se inclina hacia la cirugía tendrá que tener habilidades manuales y resistencia a la tensión: y así sucesivamente. Como pueden apreciar es importante el cuerpo y la psiquis, y para ello tenemos que darle el verdadero lugar en la circunstancia que nos toca vivir.
Podría aventurarme a decir que el mayor o menor bienestar que experimentemos, dependerá del éxito o no de la confrontación: proyecto de vida-circunstancia.
Esto daría lugar, quizás, a desalientos, frustraciones y depresiones cuando la circunstancia es un escollo muy duro. Y es allí donde la acción nuestra psicoterapéutica va dirigida a intentar la superación de esos estados, tanto para recuperar la energía, como el entusiasmo e iniciativa aparentemente perdidas. Pero hay que aprovechar estos fracasos como información y experiencia ante un proyecto nuevo, mas realista y con mayor posibilidad de realización. Ortega dice que “no podemos proponernos cualquier proyecto, sino que hay uno que es el propio de cada cual y ese es el que debe realizar”. El proyecto personal, por lo tanto, es el que nace de lo más íntimo de cada uno. Estamos definiendo lo que es la vocación, que es el desarrollo del auténtico ser a través de su proyecto. Ante los fracasos, siempre hay en el ser humano como una “segunda oportunidad”, la posibilidad de renacer, y eso se logra conectándose con un proyecto de vida auténtico, vocacional.
Desde este punto de vista, la psicoterapia tendría como objetivo llegar a hacer coincidir el proyecto de vida con el verdadero sí mismo. Ortega decía “El hombre para vivir tiene que pensar, si piensa mal (no ser veraz) vive mal: en angustia, problema y desazón. Si piensa bien, encaja en si mismo, que es la felicidad”
No debemos negar en que ambiente sociocultural vivimos, el actual puede bloquear nuestro proyecto de vida; véase sino: actitudes sociales vacuas, un sistema económico que necesita autómatas (para consumir), la cultura que pierde coherencia y armonía, los valores no son compartidos, etc..
Y esto es definido como una “crisis cultural”, donde todo el mundo está alterado, y esta alteración bloquea uno de los atributos más esenciales del hombre: la reflexión y meditación. Por eso prima la desorientación y la incomunicación.
Como dice Ortega y Gasset “la alteración obnubila, lo ciega, y lo obliga a actuar mecánicamente en un frenético sonambulismo”
DR EDUARDO MEDINA BISIACH