Fue clave en el ascenso de Estudiantes, le hizo dos goles a River en la B Nacional y ayer dio el pase del triunfo para la T.
Gastón Bottino tiene un gesto desgarbado, displicente, de potrero. El delantero nacido en Las Higueras parece signado por la buena fortuna que ya le aseguró un lugar en las grandes hazañas del fútbol de ascenso.
Los goles en la final de Estudiantes de Río Cuarto ante Crucero del Norte, que le permitieron llegar al Argentino A de la mano de Hugo Mattea, lo convirtieron en uno de los jugadores más queridos de aquel plantel.
Luego, llegó el paso por Brown de Madryn, donde volvió a ser una pieza fundamental para alcanzar el Nacional B. En esa categoría, fue el único futbolística que pudo hacerle dos goles a River. El primero, fue en la caída por 4 a 1 en el sur del país y el segundo, forma parte del recuerdo imborrable: un toque de distinción en el mismísimo Monumental.
Posteriormente, llegó el tiempo de Talleres, uno de los grandes del fútbol de interior postrado durante 4 años en el Argentino A. Cuando anoche 56 mil almas dejaban agonizar sus gargantas en un reclamo unánime por el gol, Bottino dejó su sello en una jugada de crack y un pase a la victoria que terminó en taco y gol.
Con el albiazul, también había sido el autor del gol por la Copa Argentina ante Belgrano, que permitió la clasificación a los 16avos de final. La conquista a los piratas lo dejó, por siempre, en la memoria colectiva de la parcialidad de Talleres.
Relato de Víctor Hugo del gol a River: