La última palabra la tendrá el bloque oficialista, que en la anterior elección decidió desafiar el acuerdo entre el Ejecutivo y la Provincia para imponer a Guillermo De Rivas.
La Defensoría del Pueblo se convirtió en un espacio influyente entre las instituciones de la ciudad y en una vidriera política de fuerte impacto para los dirigentes que la conducen. La elección del ombudsman provoca un fuerte interés en el municipio y la oposición, quienes se lanzarán a una dura partida para intentar imponer al próximo representante.
La última palabra la tendrá el bloque oficialista, que en la anterior elección decidió desafiar el acuerdo entre el Ejecutivo y la Provincia para imponer a Guillermo De Rivas. Finalmente, fue Eduardo Mugnaini el elegido y el «Lalo» intentará buscar ahora la reelección.
El actual ombudsman es cuestionado por el Justicialismo que lo considera «un tibio» por sus posturas ante los tarifazos y el traspaso de Gamsur. Sin embargo, lo que aparecería como una debilidad ante el PJ es lo que promovería el respaldo del oficialismo.
Las divisiones en el bloque del peronismo, entre delasotistas y kirchneristas, podría generar al menos dos candidatos y ante la fragmentación del principal partido de oposición, el jurismo encontraría los argumentos para imponer la reelección de Mugnaini.
También surgen los nombres de Víctor Núñez, Marisa Arias -en representación de Unidad Popular- y Eduardo Scoppa, actual concejal del Encuentro Ciudadano.
Núñez es director por la oposición en EMOS, Arias siempre mantuvo una buena relación política con Jure y Scoppa fue un acérrimo opositor que habría moderado su discurso en los últimos meses.
El cronograma aprobado ayer establece que entre el 11 y el 13 de marzo se publicará la convocatoria para que los partidos opositores presenten a sus candidatos a más tardar el 12 de abril. Es un plazo de 30 días corridos. Posteriormente, se hará la primera elección secreta en el Concejo Deliberante. Ese día sólo habrá un nuevo defensor del Pueblo si alguno de los postulantes obtiene los dos tercios de los votos.
Si nadie lo consiguiera, entonces los concejales deberán volver a participar de una elección secreta en la que se impondrá el candidato que obtenga la mayoría simple.
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