La meningitis puede tener diferentes causas. Las más frecuentes son las producidas por virus y bacterias, siendo estas últimas las que producen los casos más graves. Entre las bacterias, se ha documentado el riesgo de transmisión del meningococo relacionado con los viajes. Este microorganismo coloniza la vía aérea superior de individuos sanos, que actúan entonces como reservorios de la bacteria y la transmiten a otras personas a través de las secreciones respiratorias.
¿Por qué es importante la prevención en viajeros?
Aunque el riesgo de desarrollar la enfermedad es considerado bajo en los viajeros, por la posibilidad de que los viajeros pueden colonizarse durante los viajes, “transportar” la bacteria en la nasofaringe y diseminarla al regreso en su comunidad, favoreciendo la distribución global de esta enfermedad.
¿Quiénes son los más vulnerables?
El riesgo de adquirir la meningitis por meningococo en los viajes varía según el destino, actividades a desarrollar, tipo de alojamiento y medio de transporte.
La región de África Subsahariana que se extiende desde Senegal hasta Etiopía se la denomina “cinturón de meningitis”. Allí se registran la mayor cantidad de casos en el mundo, particularmente durante la temporada seca que se extiende entre diciembre y junio.
¿Quiénes deben vacunarse?
• Aquellos que visiten regiones con enfermedad epidémica o hiperendémica. En esta categoría se incluyen todos los países que se encuentran dentro del “cinturón de meningitis” en África y otras regiones del mundo que presenten epidemias.
• Los que viajan a zonas de desastres y brindan asistencia humanitaria (ej: campos de refugiados), los expatriados y mochileros con estadías y contacto prolongado con la población local, así como aquellos que permanecen en instituciones cerradas (cuarteles militares, dormitorios escolares).
• Por requisito obligatorio, como es el caso de los peregrinos al Hajj o al Umra en Arabia Saudita y estudiantes que aplican a centros universitarios en los Estados Unidos.
• Cuando el viajero tiene condiciones de riesgo que favorecen el desarrollo de la enfermedad, como la esplenectomía o ciertas inmunodeficiencias.
Para recordar:
La prevención de la enfermedad requiere de una evaluación integral del riesgo de contagio relacionado con el itinerario, tipo de viaje, situación de la enfermedad en destino (epidemias) y antecedentes personales.
Fuente: Dr. Pablo Elmassian
Médico infectólogo (MN 95.804)