En Harrold, un pequeño pueblo de Texas, a los niños y sus padres no les preocupa mucho la seguridad de la única escuela, principalmente porque algunos de los profesores llevan armas ocultas.
En el remoto Harrold, la oficina del alguacil más cercana está a 30 minutos por carretera, y la gente tiende a conocer y a confiar en los demás. De modo que la junta escolar efectuó una votación y decidió permitir que los maestros lleven armas a la escuela.
«No tenemos dinero para un guardia de seguridad, pero esta es una solución mejor», consideró el director David Thweatt. «Un atacante podría suprimir a un guardia o a un policía con un arma visible y enfundada, pero nuestros maestros tienen maestrías, son adultos y han tenido una capacitación exhaustiva. Y sus armas están ocultas. Podemos proteger a nuestros hijos».