Después de presentar su Primera Sinfonía, cuando empezaba a despuntar su carrera como compositor, Beethoven comenzó a notar los primeros síntomas de su sordera.
Lejos de apartarle de uno de sus grandes amores: la música, esta afección tuvo un fuerte impacto en el estilo de sus composiciones. Según un grupo de investigadores holandeses, a medida que avanzaba la pérdida de audición evolucionaban sus partituras.
“Las frecuencias que oía peor las iba utilizando menos”, señalan los responsables del artículo, publicado en el último número del ‘British Medical Journal’ .
Después de analizar varias de sus obras y observar los registros, el tipo de notas y la instrumentación; los investigadores concluyeron que, efectivamente, su patología sí parecía haber influido en su arte. “Al principio, la pérdida de audición empezó con las notas más agudas […] A medida que la sordera avanzaba, Beethoven tendía a usar más las bajas y medias”, indica el estudio.
Él era consciente de lo que le estaba pasando y se preocupaba por esta situación.
Una sordera de origen desconocido
La sordera de este gran compositor no estaba provocada por la música, sino por una enfermedad. Según Jaume Rosset, director médico del Instituto de Fisiología y Medicina del Arte de Terrasa (Barcelona), “existen varias hipótesis al respecto. Como en el siglo XVIII y XIX aún no había ni herramientas para diagnosticar ni los conocimientos que hoy en día tenemos, no se sabe con claridad el origen. Algunos estudios apuntan a la inflamación de los intestinos y otros hablan de sífilis”. Por ese desconocimiento, evolucionó con tanta rapidez. “En cuestión de 10 años, de 1814 a 1826, se quedó totalmente sordo”, indica el especialista español.
Sin diagnóstico y sin tratamiento, lo cierto es que la sordera de Beethoven no le impidió seguir dedicándose a la música, puede que incluso forme parte de su genialidad y, sin ella, quizás sus obras no serían como las que hoy conocemos, las que le han otorgado el ‘título’ ser uno de los compositores más importante de la historia.
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