El pasado Sábado 9 de Junio, los socios españoles de la Zona Euro otorgaron un salvataje monumental a España, para que -a su vez- ayude a un sistema financiero colapsado. Un feliz Mariano Rajoy comenzó el Domingo 10 dispuesto a viajar Polonia a ver jugar la Selección de España en la Eurocopa, pero la alegría le duró poco.
Cuando comenzaron a trascender los términos del acuerdo, se pudo ver que en España, tal como sucedió con Grecia, se está asistiendo a un verdadero proceso de pérdida de soberanía, toda vez que el trío compuesto por el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo, va a “vigilar sobre el terreno” (según informó el matutino “Clarín”) cómo y en qué se gasta el dinero.
De esta manera, mientras España, como Estado soberano, es quien recibe el préstamo, será España quien deba bajar el déficit del 8% al 3%, de aquí al 2013 o 2014, si Bruselas acepta una prórroga. Tamaña reducción implica un ajuste desconocido inclusive para los argentinos, lo que es mucho decir. España todavía no sabe -¿lo sabrá Rajoy?- a qué se enfrentará en los próximos meses; en la fecha, Bruselas desautorizó al Presidente del Gobierno español advirtiendo que “si no se cumple con el ajuste, la ayuda se suspenderá”.
Según el matutino “El País”, “la ayuda de hasta 100.000 millones de euros para sanear el sector financiero español elevará la presión sobre los objetivos presupuestarios de España (objetivos de déficit y deuda). El Gobierno ha negociado a cara de perro para que las condiciones que exige Bruselas a cambio del rescate se limitaran exclusivamente a la banca, pero las ayudas conllevarán nuevas medidas de consolidación fiscal. Traducido: más recortes de gastos y nuevas subidas de impuestos”.
“No habrá nuevos condicionamientos macroeconómicos ni nuevos condicionamientos fiscales”, ha señalado el ministro de Economía, Luis de Guindos. Pero los intereses del crédito facilitado por Bruselas los tendrá que pagar el Gobierno y eso elevará el déficit público, lo que comportará nuevos ajustes. Además, en sus últimas recomendaciones, Bruselas aconsejó subir la recaudación del impuesto sobre el consumo —IVA— y los vinculados al medio ambiente. Es seguro que una vez que entregue la ayuda, endurecerá su postura sobre estas condiciones. Entre ellas, está retrasar la edad de jubilación o eliminar la deducción por compra de vivienda, entre otras. Además, no se descarta un segundo rescate si España se queda fuera del mercado como consecuencia de un mal manejo de este rescate o una salida de Grecia del euro.
Por su parte, según el sitio finanzas.com, José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, asegura que se «ha dado un paso de gigante para la integración financiera, beneficiando a corto plazo a España. Alguien mal pensado podría decir que Europa ha tratado de esta forma de aislar el Problema Griego. Bueno, en parte es cierto´». Pero creo, de nuevo pienso en Italia, que habrá más medidas que tendremos que tomar en el futuro. Y es que la Crisis institucional del Euro no ha finalizado con la asistencia financiera a la banca española.
El analista de Serenity Markets cree que es lo mejor que le podía pasar a España, ya que dinero europeo era imprescindible, pero esta ayuda no viene por solidaridad, sino porque Alemania tiene miedo de que el vórtice de la crisis se lleve sus bancos por delante. Incluso tiene miedo Washington que ha presionado lo indecible. A corto plazo la media que puede llegar a ser positiva para la macroeconomía española, es neutra para la crisis de la eurozona que va a seguir atacando a otros países posiblemente, pues si la crisis de deuda no se ataja, las siguientes víctimas serán Italia y Francia.
*Dr. Pablo M. Wehbe
pablowehbe@hotmail.com
Ateneo de Estudios Internacionales (AEI) Facultad de Ciencias Humanas (UNRC)
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