El relato de dos adictos en tratamiento y su opinión sobre la despenalización de las drogas.
Gastón es adicto desde los 14 años y solo cuando fue papá de una niña asumió la decisión personal de intentar abandonar las drogas. Habían pasado más de 10 años de consumo diario de marihuana y cocaína.
La realidad de Juan no es diferente. Ingresó a Nazareth hace dos meses derivado desde Rosario. No solo debía escapar de la adicción, sino del entorno que avalaba el consumo. También es padre y admite que asumió «riesgos inexplicables de vida» para poder conseguir la droga.
Gastón recuerda que comenzó a relacionarse con los narcóticos porque «lo hacían los amigos del barrio»
«Consumía para no ser menos. Era muy chico y a esa edad es difícil decir que no. Empecé con la marihuana y en esa época fumar un faso era terrible. Igual seguí y terminé en la cocaína», recordó.
El joven, que ahora es jefe de familia y ayuda en la asistencia de adictos, destacó que su familia «no tenía claro qué eran las drogas y que pasaba»
«Les dije a los 16 años que fumaba marihuana y que era adicto, pero mis viejos no sabían que hacer. Me mandaban a un psicólogo y nadie sabía de que hablarme», resaltó.
Para Gastón «es muy fácil conseguir la droga en Río Cuarto» y precisó que «se puede obtener con un llamado telefónico ó con un mensajito de texto».
«Para mi, la despenalización es un error. Si bien el consumidor no tiene la culpa, la legalización va a permitir que el adicto acceda a algo que hoy está prohibido. La apertura no funcionó en ningún lugar del mundo», expresó.
En un barrio de clase media de Rosario, Juan tampoco tuvo dificultades para tomar contacto con los dealers. «En dos cuadras tenía 5 punteros que me ofrecían droga», afirmó.
Precisó que comenzó a drogarse a los 11 años, ahora tiene 24 años y lucha desde hace 3 meses por alejarse de las drogas.
«Uno siempre piensa que quiere salir adelante, pero que pueda salir es otra cosa. Tengo una hija de 4 años y estaba haciendo cosas terribles. Quiero salir por ella», subrayó.