Lo dijo Javier Cogno, responsable de Nazareth, quien advirtió sobre «los riesgos» de la despenalización de drogas.
Horas antes del inicio del debate en el Congreso por una ley para la despenalización del consumo de estupefacientes, Javier Cogno, director de Nazareth -la ONG que brinda asistencia en la recuperación de adictos-, advirtió que «cualquier normativa podría no ser efectiva si existe un Estado ausente».
Cogno afirmó en diálogo con Telediario que «no se debe perseguir al adicto porque se trata de una persona enferma que necesita ayuda», aunque planteó reparos a la despenalización en el consumo.
Una encuesta realizada por la entidad con 1.300 muestras de alumnos de entre 14 y 15 años, en 32 colegios de la ciudad, reveló que el 74 por ciento de los jóvenes hace una diferencia entre dependencia física y psíquica.
Además, un 88 por ciento considera que la marihuana genera adicción y el 81 por ciento afirma que el alcohol es adictivo. Sin embargo, el 90 por ciento consume bebidas alcohólicas «con frecuencia».
El sondeo destaca que el 10 por ciento de los chicos consultados confirmó haber utilizado drogas ilegales y el 11 por ciento consumió psicofármacos sin prescripción médica.
«Los chicos tienen mucha información sobre drogas y con esto no alcanza. Antes apelábamos a un testimonio de vida pero superado el impacto no eran efectivos. Se necesitan programas preventivos de largo plazo que se ajusten a las necesidades de los chicos», indicó Cogno.
El especialista resaltó que «hay una ausencia de planes de contención municipales y provinciales para contener la demanda real en la ciudad».
«El 70 por ciento de los casos que recibimos son de personas que no tienen obras sociales y esto es un desafío que requiere del compromiso del Estado», señaló.
Al hacer referencia a la ley de despenalización del consumo, consideró que «esto no va a resolver la problemática».
«No podemos matar el veneno brindando veneno. Estamos combatiendo un mal menor. Vamos a legalizar algo que todos sabemos que no hace bien. Hoy existen muchas dificultades para el control de drogas legales, como fármacos, alcohol y tabaco, y es difícil pensar que se pueda controlar la venta de drogas ilegales», opinó.
Añadió que «detener un pibe ó judicializar un adicto por consumir no está bien, pero entramos en un terreno vidrioso cuando hablamos de la cantidad que está permitida ó no».
«Podríamos estar generando un problema mayor y lo que necesitamos es una política de Estado clara donde se pueda brindar el acceso al tratamiento en cada lugar. Pero, cuando recaemos en la cuestión presupuestaria se buscan modos elegantes de eludir el problema», reflexionó.