Jóvenes esconden alcohol en camperas y carteras. Además adulteran DNI. Denuncian competencia ilegal con Vandenoche. Carlos Radaelli, propietario del boliche Minga, señaló que se realizan controles de alcoholemia en el ingreso al local para evitar que ingresen menores alcoholizados y sostuvo que identifican a los mayores con una pulsera.
Empresarios de confiterías bailables valorizaron que tres años después de la aplicación del Código de Espectáculos Públicos vuelvan a compartir la noche riocuartense los adolescentes de entre 15 y 17 años y los mayores de edad, aunque reconocieron que «son mayores los riesgos».
Carlos Radaelli, propietario del boliche Minga, señaló que se realizan controles de alcoholemia en el ingreso al local para evitar que ingresen menores alcoholizados y sostuvo que identifican a los mayores con una pulsera.
Radaelli manifestó que los adultos pueden llegar a todos los espacios del boliche, aunque solo pueden consumir alcohol en el reducto habilitado.
Por su parte, Sebastian Ortíz reconoció que los jóvenes ocultan botellas de alcohol en carteras y camperas y algunos adulteran los documentos para acceder a las noches solo habilitadas para adultos.
«Evidentemente es una fiesta donde hay que estar más atento que nunca porque se trabaja con menores de edad. Hay que advertir que no entren con alcohol en las carteras de las chicas y hay que hacer un cacheo, aunque no nos gusta», resaltó.
Santiago Mariscotti consideró como «una competencia desleal» la apertura de Vandenoche, el boliche que funciona si habilitación municipal sobre ruta a Córdoba.
«Tratamos de estar dentro de las reglamentaciones y al pasar estas cosas hay una competencia desleal. Al saber que los chicos puedan consumir alcohol en ese lugar corremos el riesgo de que este proceso no sea exitoso», formuló.