«Confiamos en que esta ley sea un punto de inflexión que nos permita seguir adelante a todos. Que Camila pueda dar el paso que sigue y que nosotros podamos continuar con la vida», dice Selva Herbón, la mamá de Camila, una historia que impulsó el proyecto de Ley sobre muerte digna.
«Sentimos una emoción inmensa. Obviamente que no es alegría. No celebramos esta ley. Nosotros llevamos un duelo muy largo: mi hija agoniza desde hace tres años . ¿Alguien sabe lo que eso significa?» Lo dijo Selva Herbón, la mamá de Camila, una niña que desde que nació se encuentra en estado vegetativo por culpa de una mala praxis en el parto y que ayer siguió en persona el debate legislativo.
«Confiamos en que esta ley sea un punto de inflexión que nos permita seguir adelante a todos. Que Camila pueda dar el paso que sigue y que nosotros podamos continuar con la vida», dice Selva a La Nacion.
Hace dos semanas, Camila cumplió tres años en el Centro Gallego. Sus padres vivieron ese día con una mezcla de sentimientos. Ya no quieren -no pueden, dicen- verla seguir sufriendo, conectada a un respirador, en la cama de un sanatorio, el único lugar en el que vivió desde que nació.
«Camila no siente, no oye, no habla, no llora, no sonríe, no puede jugar; no puede hacer nada de lo que un chico de tres años puede hacer, porque se encuentra en un estado vegetativo irreversible», dice la mamá, con una seguridad que puede desconcertar a quien no conoce el largo proceso de su duelo.