El Ave de Minerva se posa sobre el despertar árabe

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El filósofo alemán Georg W. F. Hegel en su obra Fundamentos de Filosofía del Derecho argumentaba que la filosofía no podía entenderse como prescriptora o predictora de la realidad, ya que llegaba al entendimiento de los fenómenos una vez que estos ya se habían producido. De allí que la relacionara con el Ave de Minerva que solo levanta su vuelo al romper el crepúsculo.

            Desde el 17 de Diciembre del año 2010 con la muerte de un trabajador tunecino se vienen sucediendo una serie de hechos que terminaron con la caída de dictadores que gobernaron sus países con mano de hierro durante décadas. Al tunecinoZine El Abidine Ben Ali le siguieron el egipcio Hosni Mubarak, el argelino MuamarGadafy entre otros. Los actores más importantes de estos sucesos fueron amplios sectores sociales tanto de excluidos como de las clases medias urbanas. Elobjetivo de sus reclamos era lograr para sus países un cambio sustancial en sus formas de vida, marcadas por la opresión y un futuro desalentador. Este  movimiento ha sido calificado por la mayoría de los analistas internacionales como positivo, renovador y democrático. De allí que fuera denominado por ellos como “Primavera Árabe”, primera etapa de una transición a regímenes democráticos de tipo occidental.

             De allí que la Primavera Árabe debe desencadenar necesariamente en una nueva Primavera Democrática.  Sin embargo una pregunta se vuelve obligatoria en los momentos actuales que vivimos: ¿La crisis de las democracias europeas, que hasta entonces debían ser tomadas como modelos conjuntamente con la norteamericana, no generan ciertas suspicacias en relación al régimen a elegir? ¿La crisis mundial no ha demostrado acaso también la crisis de “la democracia” como la entienden los occidentales?¿Como han respondido las democracias europeas a la crisis económica mundial?

Al momento de hacer previsiones en relación al régimen político que cada uno de los países árabes aspiran a alcanzar no deben dejar de lado los sucesos que están aconteciendo a pocos kilómetros de sus fronteras, del otro lado del Mediterráneo.

Es que los efectos que la actual crisis social esta generando en Europa y que  directamente están sufriendo Grecia, España, Portugal, Italia e Irlanda demuestran a las claras los límites que el mercado le impone al respeto de las libertades que un régimen de tipo democrático supone. Las imposiciones que hoy viven algunos de los Estados europeos implican en la práctica el cercenamiento absoluto de uno de los derechos fundamentales de los ciudadanos dentro de lo que se considera como un régimen de tipo democrático, esto es, la posibilidad de elegir a sus propias autoridades. Grecia, cuna de la Democracia en el siglo V antes de Cristo, hoy es víctima directa de este tipo de medidas, donde la Unión Europea- dirigida principalmente por Alemania y Francia- conjuntamente con el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional dictan las medidas económicas más importantes en materia monetaria y financiera, permitiéndose incluso exigir la renuncia de representantes elegidos por el pueblo para ubicar en los cargos claves a verdaderos “tecnócratas” que cumplen las órdenes emanadas directamente del triunvirato mencionado y no del propio pueblo griego. La advertencia es clara para el resto de los países europeos que no acaten las medidas de ajuste “recomendadas”.

Esta situación demuestra a las claras como la democracia occidental, aliada fuertemente con los mercados, termina convirtiéndose en víctima, sacrificando sus principios fundamentales cuando la estabilidad económica – financiera se encuentra en peligro. Ya no debemos sorprendernos de que algunos intelectuales europeos comiencen a discutir seriamente la viabilidad del Euro como moneda común e incluso de la mismísima Unión Europea, hasta entonces incuestionable en los sectores académicos y de la misma sociedad.  En los hechos, la estructura que hoy posee la Unión Europea se ha vuelto un corsé difícil de aguantar por los países más pequeños, llegando incluso a amenazar su propia soberanía estatal.

La falta de contemplaciones de países como Alemania y Francia hacia otros como Grecia, España e Italia parece rememorar viejas épocas que se supusieron borradas para siempre en el viejo continente. Hoy no son las tropas y los tanques alemanes los que invaden a estos países. El mercado tiene formas más sutiles de ocasionar el hambre y la miseria de miles de personas con la variante inédita de no generar voces de cólera fuertes de la Comunidad Internacional como sí se oyen hoy enrelación a la violencia existente en Siria donde la sangre corre diariamente por las calles.Entonces ¿Puede esta crisis ocasionar el cierre de un paréntesis en la historia de una Europa de paz, prosperidad y desarrollo que pretendió constituirse en el modelo a seguir para el resto del mundo?

Tiempo al tiempo. Lo que si debe quedarnos en claro es que en un Mundo Árabe que se debate hoy en día la forma de organización que adoptará luego de años de dictaduras añejas, impopulares y pro occidentales, las democracias de tipo europeo ya no deben ser el modelo o fin a lograr. En los ámbitos académicos las teorías de la democracias deben ser debatidas y contemplar estas nuevas características que si fueron percatadas por los teóricos latinoamericanos teniendo en cuanta las características que este régimen tenía en la región.Sin embargo la crisis europea actual está mostrando los extremos a los que puede llegar la democracia cuando se alía con el mercado y este pasa a establecer las reglas básicas en las relaciones interestatales. Europa ya no es una excepción.

Por eso, al  adentrarnos en el análisis de las crisis políticas y sociales que se están viviendo en lo que conocemos como el “Mundo Árabe”, la crisis de la Democracia europea debe ser captada como por las nuevas dirigencias como el fin extremo en las que pueden terminar estos tipos de regímenes a lo largo del tiempo.

Aunque muchos dudan de que se encuentren dadas las condiciones para que los países árabes accedan a regímenes democráticos en el corto y mediano plazo, lo que si es claro quenuestro mochuelo de Minerva debeemprender el viaje una vez iniciado el crepúsculo y en este se proyecta,claramente,el resplandor de la democracia europea en llamas.

Gustavo García

 

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