Leopoldo Brizuela hace más de un año comenzó a escribir Una misma noche, novela con la que ganó ayer el Premio Alfaguara 2012.
La novela fluctúa entre la dictadura y la Argentina de 2010. Brizuela trató de zambullirse en el lenguaje de entonces para rescatar los recuerdos. “¿Qué podían pensar y nombrar los vecinos de entonces, cuando no existía ni el concepto de desaparecido? Entonces se decía: ‘Se lo llevaron’. Sin sujeto. Eso no implicaba una inocencia sino un modo de saber distinto. Todo el mundo sabía algo. Además, mi barrio, que se llama Tolosa y está pegado a La Plata, es muy emblemático en Argentina porque de ahí salieron referentes de los derechos humanos. Hebe de Bonafini [fundadora de las Madres de Plaza de Mayo] vivía a una esquina de mi casa. Estela de Carlotto [presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo], unas cuadras más allá. Y la presidenta, Cristina Fernández, antes de irse a vivir al sur, también era del barrio”.
A Brizuela le tocó crecer en una época y un país en que “se podía hablar de muy pocas cosas”. “Eso puede sonar muy grandilocuente, pero es verdad. ¿Quién que fuera homosexual podía hablar de su condición abiertamente hace cuarenta años? Y como el lenguaje no servía para expresar ciertas cosas, lo hacíamos con el cuerpo. A nadie de mi edad se le ocurría pasar nunca por la acera del departamento de la policía. Y aún hoy, a la gente que tiene 49 años como yo no se le ocurre salir de casa sin documentos, porque sabes que sin ellos corres el peligro de no ser nadie”.
Fuente: El País de España