Tras dictar la prisión preventiva, se conocen los resultados de las pericias psiquiátricas y psicológicas. «Nada permite inferir la existencia de trastornos patológicos severos en su psiquis que pudieran haberla determinado a delinquir», se indicó.La resolución del fiscal Javier Di Santo que dicta la prisión preventiva para Jésica Moreno, la joven mamá acusada de asesinar a su hijo de dos meses, revela que la mujer «actuó con discernimiento» e intentó «frustar la investigación».
Según revelan los resultados de las pericias psiquiátricas y psicológicas ordenadas, existe una «posible personalidad conflictiva, basada en latentes celos de la mujer, lo que fuera descripto tanto por su pareja como por los demás miembros de su familia política».
De todos modos, «nada permite inferir la existencia de trastornos patológicos severos en su psiquis que pudieran haberla determinado a delinquir, por lo que, a priori, se puede colegir que actuó en la emergencia preordenadamente con discernimiento y voluntad, a punto tal de intentar frustrar la investigación».
El fiscal consideró que «existen elementos de convicción suficientes para tener por acreditado, con el grado exigido en esta etapa del proceso, el acaecimiento histórico del hecho y la participación responsable de Jesica Moreno en el mismo».
El hecho
La investigación señala que Lautaro fue asesinado entre las 15 y las 17 del 26 de diciembre, en el interior de la habitación de la vivienda en calle Manuel Puebla 1914, sobre el barrio Villa Dalcar.
La mujer utilizó una media de fútbol que extrajo de un cajón del placard de la habitación y le practicó al niño una atadura a modo de lazo alrededor de su cuello, «hasta lograr el óbito del bebé debido a asfixia mecánica por estrangulamiento, lo que constituyó la causa eficiente de su muerte».
Según señala el fiscal, «llevó el cuerpo sin vida del infante que sólo tenía colocado un pañal, al techo de chapa de la vivienda, donde lo colocó, boca abajo, con la media aún anudada en el cuello, tapándolo, para esconderlo con plásticos que se encontraban en el lugar, cumpliendo la función de impermeabilizantes del techo del inmueble».
«Seguidamente y a los fines de disimular su conducta, escribió con un lápiz delineador de ojos en un espejo que se encontraba apoyado sobre una cómoda en la habitación anteriormente referida “Decile a tu marido que pague lo que debe zorra A.A.P.Q.”», precisó.
Minutos después, Jésica se presentó en lo de su vecina aduciendo que le habían sustraido a Lautaro.
El policía Juan Carlos Gatica declaró ante el fiscal que «al entrevistar a Jesica, la joven le explicó de forma “poco contundente” lo ocurrido» y añadió que «no demostraba estar nerviosa ni apesadumbrada por la desaparición de su hijo y tenía grandes dificultades para precisar datos concretos de la actividad que desplegó instantes previos a darse cuenta de que su hijo no estaba».
La versión que nadie creyó
Jésica les dijo a los efectivos policiales que una joven de 15 años, presunta novia del padre de Lautaro, se había presentado la tarde del crimen en su vivienda y le dijo que estaba embarazada.
Añadió que la menor «extrajo de sus prendas una navaja y alzó a Lautaro tomándolo desde la parte de atrás de su pañal y lo arrojó a la pileta».
Según el relato de la mamá «intentó sacarlo pero la chica se lo impidió, aunque tras un forcejeo logró sacarlo de la pileta y comenzó a hacerle masajes en su espalda ya que el mismo estaba desvanecido».
Agregó que la joven «se lo llevó sin precisar lugar y minutos después regresó a la vivienda y ante la pregunta de Jesica sobre donde se encontraba Lautaro, le expresó: “ya esta, buscalo por la casa o por afuera… te voy a dar una seña, tiene una media”.
Los datos fueron desmentidos por las pruebas de la investigación y el resultado de la pericia forense.