La interna peronista – El peso histórico de no ser

Aquella interna, como muchos episodios alcanzados por la memoria nostalgiosa y antojadiza, desplegó recuerdos sobredimensionados. En 1998, el peronismo riocuartense se fragmentaba en un duelo de titanes que sin embargo lo fortalecía. Gumersindo Alonso – Movimiento de Unidad Preronista (MUP)- decidió desafiar la figura creciente del entonces rector de la Universidad Nacional Alberto Cantero -Convocatoria a la Militancia (CM)-, quien era sustentado por la todopoderosa estructura de Humberto Roggero, y se dispuso una elección sin precedentes para definir al postulante del PJ para el Sillón de Mójica. De los tres nombres se desprendió una movilización partidaria histórica el 19 de septiembre de 1999, con 23.500 votantes que le dieron al justicialismo el impulso para que, por primera y única vez, obtuviera la posibilidad de asumir el gobierno municipal tras vencer en las generales al radical Gonzalo Losada.
La victoria le correspondió a Alberto Cantero con 12.617 votos (53,72%) contra 10.869 (46,30%) de Gumersindo Alonso. El guarismo final obligó a rearmar las listas, consensuando concejales y tribunos.
Aquello fue el principio de la gran obra electoral del peronismo riocuartense y la antesala para un profundo desconcierto que impidió al canterismo alcanzar la reelección. El recorrido posterior tuvo las más penosa expresión en el justicialismo con la contundente derrota de Luís Tín Sánchez frente al actual intendente Juan Jure.
Durante su intendencia, Cantero había impuesto una impronta personal y se distanció de la estructura roggerista que lo acompañó en la campaña.  La crisis del 2001 y los escraches populares hicieron el resto. Roggero recayó en el ostracismo político y las denuncias judiciales.
Alonso, en cambio, optó por distanciarse del Justicialismo y convertirse en el principal referente del juecismo en el sur provincial. Según él mismo reconoce, sus sueños de competir por la intendencia quedaron encajonados definitivamente.
A Cantero, el kirchnerismo le permitió alcanzar una banca como diputado y luego un cargo en Radio y Televisión Argentina. Hoy apuntala la candidatura de Miguel Minardi y lucha por imponerle el sello del “modelo popular”, pese a que en Río Cuarto lo que suma cotización es la foto de cartel junto a José Manuel de la Sota.
Los tres protagonistas de aquella interna de película no tuvieron un final hollywoodense. El peronismo tampoco.

En 1983, Esteban Llamosas había sido el candidato por consenso que dispuso el Justicialismo para medir fuerzas con Miguel Abella en el regreso a la Democracia. Cuatro años después, Eduardo Di Cola tuvo igual suerte y logró evitar las internas partidarias. De todos modos, perdió en las generales ante el propio Abella.
En 1991, el entonces presidente de Estudiantes y hombre fuerte de la Federación Argentina de Cooperativas Agrarias -F.A.C.A.-, Antonio Candini, derrotó a un joven Jorge Alves y se convirtió en candidato de la principal fuerza de oposición, aunque no pudo doblegar en las municipales a la figura creciente de Antonio Rins.
La participación de Candini tuvo dos condimentos especiales en las historias internas del peronismo. El dirigente del celeste era un extrapartidario que llegaba impulsado por las fuerzas del roggerismo. El segundo item distintivo fue el presupuesto desmesurado que destinó a su campaña.
El comicio interno del 30 de junio de 1991 movilizó más de 10 mil personas. Candini obtuvo 6742 votos (56,5%) y Alves cosechó 3651 sufragios (30). El tercer lugar fue para Luis Maestre, con 925 adhesiones, y Humberto Fortuna, con apenas 583 votos.

Humberto Roggero fue el postulante del peronismo en 1995 y su estructura sirvió de base para apuntalar a Alberto Cantero en la mítica interna con Gumersindo Alonso, en 1998.
En el 2003, con las heridas aún abiertas, un roggerismo residual representado en la figura de Alves, enfrentó al oficialismo sin alcanzar la impronta de años anteriores. De todos modos, el objetivo era otro. En Córdoba buscaban movilizar a la estructura partidaria para revitalizar una gestión que necesitaba remontar en las encuestas. La victoria de Cantero fue contundente. Obtuvo 9.678 votos (67%) contra 4.780 sufragios de Alves (33%). El 14 de marzo de 2004 participaron 14.400 personas.
Luego, Cantero no pudo celebrar la reelección en el clásico electoral ante Rins y el resultado provocó un severo desconcierto interno en las filas del justicialismo.
En medio del conflicto por la ley de retenciones 125 y el enfrentamiento entre el Campo y el gobierno nacional, en el 2008 el peronismo aparecía debilitado y fragmentado. Ese año, Ricardo Rojas, Luis Sánchez, Alberto Bertea y Alfonso Mosquera protagonizaron una fuerte confrontación que no logró saldarse después de la votación.
Los pre candidatos protagonizaron el primer debate televisivo de una interna del PJ, a través  de la pantalla de Canal 13, y el domingo 27 de abril de 2008 hablaron las urnas. El primer lugar fue para Sánchez con 2.826 votos (31.5%), segundo quedó Ricardo Rojas con 2.230 (24.8%), tercero se ubicó Alfonso Mosquera con 2.179 sufragios (24.3%) y último Alberto Bertea con 1.685 boletas (18.8%).
En las generales, Tin Sánchez perdió por más de 20 puntos y el “histórico” bastión de Alberdi quedó en manos de Jure. Fue la peor derrota justicialista desde el regreso a la Democracia.

La negativa de Adriana Nazario a convertirse en la candidata “de todos los peronistas” en las municipales del próximo 15 de abril expuso al peronismo a un nuevo proceso de internas con cuatro postulantes. Miguel Minardi cuenta con el respaldo del poder central y las especulaciones previas indican que solo un batacazo le quitaría el rótulo de candidato. Enfrente aparece la figura militante de Marisa Arias y la postal de la renovación encarnada en Juan Manuel Llamosas. La incidencia del empresario Juan José Osés, el cuarto en discordia, es aún impredecible.
En el entorno de Minardi admiten que la irrupción de Arias dispone una pelea por las bases barriales que creían ganada ampliamente. Los dirigentes de uno y otro lado se miran con recelo por saldos políticos impagos.
Para Llamosas, la opción es apuntar a los independientes y el peronismo desencantado de la estructura añeja y variable.
Un triunfo abultado del director del Hospital cerraría márgenes de negociación, aunque los sondeos previos parecen desvirtuar una victoria arrasadora. “Ellos dicen que tienen 5 mil votantes y con eso ganan, pero la representación de los otros 5 mil no será gratuita”, advirtió un avezado dirigente peronista con varias internas en su memoria partidaria.
Un domingo de febrero parece una cita extremadamente atípica para contiendas electorales. Un viejo militante resaltó que se necesitarán “al menos 20 buenos punteros por línea y mucho tráfico de remises» para hacer una digna movilización.

El día después de las elecciones internas, Río Cuarto aún seguirá inmerso en su carnaval y la ciudad quedará enmudecida en su vida administrativa y comercial. Las urnas habrán dejado un festejo urgente y parcial, en medio de una apertura de negociaciones que volverá a plantear vencedores y vencidos.
El debate restante lo dará el nivel de incidencia del gobierno de José Manuel de la Sota. Una eventual provincialización de la elección agudizará una disputa con el municipio que ya tiene como antecedentes la intervención sobre el río, la deuda del Palacio de Mójica y la falta de diálogo oficial entre las partes.
El peronismo enfrenta un nuevo dilema entre sus contradicciones internas y la ambición por volver a un poder que solo alcanzó en 4 de los últimos 28 años. Un peso histórico del que parece no desprenderse.

Por Pablo Callejón (callejonpablo@yahoo.com.ar)
En Facebook: Pablo Callejón

Fuente:
* Archivo Telediario.
* Libro inédito CONCEJO DELIBERANTE DE LA CIUDAD DE RÍO CUARTO -reseña histórica- por Omar A. Isaguirre

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