Mitos y verdades sobre la primavera árabe

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Desde los grandes medios de comunicación occidentales (BBC, CNN, Fox News, por citar algunos) se nos ha bombardeado con información, cuanto menos poco veraz, sobre los acontecimientos políticos que se vienen dando desde el año pasado en el Magreb y en oriente próximo. Me gustaría remarcar particularmente dos  mentiras sobre las revueltas en el mundo árabe:

 

1)      Los manifestantes piden como una de sus  reivindicaciones fundamentales un modelo de democracia liberal, formal, occidental. FALSO.                             Para destruir este falacia pondré dos sencillos ejemplos: se nos hizo creer que el muy occidental premio Nobel de la paz, Mohamed El Baradei, era quien dirigía la revuelta contra el despotico y corrupto mandatario Hosni Mubarak, en Egipto, cuando en realidad aquel era poco conocido en su país natal (vivió casi siempre en EEUU), y eran los Hermanos Musulmanes quienes tenían una vital importancia en la resistencia al régimen. Esta organización ha montado desde hace años una estructura cuasi-estatal que realizaba una muy importante labor social, lo cual quedo demostrado en las elecciones de fines de 2011 cuando el brazo político de los hermanos musulmanes el partido Libertad y Justicia fue la primera fuerza con el 36,6 % de los sufragios. En conjunto las fuerzas islamistas se alzaron con más del 60 % de los votos.

Otro ejemplo de esta mentira es que el Consejo Nacional de Transición (CNT) autoridad que ha sustituido al derrocado Muammar al Gaddafi en la republica de Libia, ha declarado la Sharia o Ley islámica.

2)   Los movimientos del mundo árabe son homogéneos. FALSO.

Las rebeliones que derrocaron a Zine el Abidine Ben Ali y a Hosni Mubarak en Túnez y Egipto, respectivamente, tuvieron un carácter distinto a la que derroco a Muammar al Gaddafi  en Libia, por citar a los casos donde se termino con el mandato de un jefe de Estado. La rebelión en Libia tuvo importantes apoyos foráneos desde grupos islamistas hasta la OTAN, y Gaddafi tuvo un importante apoyo popular de lo contrario no hubiera resistido 9 meses la ofensiva rebelde. Además en el caso de Libia entraron a jugar cuestiones tribales, ya que Libia como la mayoría de los países africanos han sido “trazados con una regla” por los europeos (este país esta conformado por diversas tribus rivales).

Además, vale decir que Muammar al Gaddafi tenía otra legitimidad de origen y de ejercicio con respecto a sus vecinos, Ben Ali y Hosni Mubarak. Su sistema de salud pública fue envidiable y los índices de alfabetismo de Libia llegaron a un primer nivel mundial. El líder Libio había llegado al poder en 1969 derrocando al rey pro-británico Idris I, siguiendo el ejemplo del líder del socialismo árabe, el egipcio Gamal Abdel Nasser. Muy distinto es lo que se puede decir de los regimenes de Ben Ali y de Hosni Mubarak; el primero de ellos llego al poder en 1987 cuando derroco al líder independentista Habib Burguiba; Mubarak se encontraba en el poder desde el asesinato de Anwar al Sadat, en 1981. Las fuerzas políticas a las cuales pertenecían estos dos corruptos mandatarios pertenecían a la Internacional Socialista.

 

Por ultimo me gustaría hacer una aproximación a la situación en Siria, porque la información es aun menos veraz, ya que desde la prensa occidental no se ha hecho mas que incrementar la hostilidad hacia el régimen laico de Bashar al Assad, especialmente en Francia donde buena parte de la prensa fogonea la intervención imitando a William Randolph Herald, cuando hace mas de un siglo promociono la intervención estadounidense en Cuba. Esta información puede ser chequeada en el artículo publicado por Thierry Meyssan en la Red Voltaire, ligada a un grupo de izquierda francés. Puntualmente este artículo sostiene que la verdadera cantidad de victimas fatales es muy inferior a la declarada por la corporación mediática occidental, y las victimas civiles son escasas (la mayoría son militares o policías).

En cambio la prensa occidental poco dice sobre la situación en Arabia saudita, Kuwait o Barein, países pro-occidentales pero que han reprimido con saña cualquier tipo de disidencia, siendo gobernados por monarquías corruptas y totalitarias. Esto nos lleva a la conclusión de que los grandes medios utilizan una medida distinta según el régimen y la situación de cada Estado, y por sobre todas las cosas el interés geopolítico de las grandes potencias de occidente (los miembros de la OTAN-organización del tratado del atlántico norte, principalmente).

Tomás Carbonari

Estudiante avanzado de Abogacía UNRC

isaiascarbonari@hotmail.com

Miembro de Ateneo de Estudios Internacionales (ADEI)

ateneorrii@gmail.com

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