Los colombianos les gritaron a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc): “¡Libérenlos ya!”. Fue una solicitud vehemente, conmovedora y fuerte, con la intención de que su eco llegara hasta la profundidad de las selvas en donde el grupo armado tiene encadenados a cinco militares y seis policías. Son 11 hombres comunes, humildes, de rostros demacrados y con candados que les cuelgan de sus cuellos. Están en cautiverio desde hace doce, trece y catorce años.
En solidaridad con su tragedia, millones de ciudadanos salieron a las calles en todos los puntos del país. Iban ancianos, jóvenes y bebés en los brazos de sus padres. Algunos llevaban pancartas: “¡No más FARC!”, “¡Por piedad, libérenlos ya!” y “¡No nos crean tan pendejos!”, réplica de una espontánea reacción del presidente Juan Manuel Santos al conocer un comunicado en el que las FARC eludían su responsabilidad en el asesinato, a sangre fría, de cuatro de sus cautivos.
Fuente: El País de España