ANTICIPO TD DIGITAL – Gladys Morales, amiga de Nora, escribió una carta hace 4 años que hoy le entregará a la madre de la víctima.
«Nora no es lo que recorta un acontecimiento trágico ó sensacionalista», sentenció Gladys Morales, amiga desde la niñez de Nora Dalmasso, la mujer que hace 5 años fue brutalmente asesinada en la planta alta de su vivienda en la Villa Golf.
La carta la escribió hace 4 años cuando se encontraba en La Habana, Cuba. En aquellos tiempos, la Justicia perseguía falsos amantes y como ahora, sufría el desconcierto que por acción u omisión decidió la impunidad de la causa.
Texto completo de la carta, a la que accedió enviada por Gladys a Telediario Digital:
A la memoria de mi amiga Nora: Estas notas las escribí cuando estaba en otro país por razones de salud. A mi regreso tuve la sensación, o tal vez la ilusión, de que nada peor podía pasar pues ya resultaban muy tristes la muerte de Nora y las atrocidades que se hablaron de ella. Guardé la nota y pensé enviarla más adelante a los papás de Nora, a Marcelo y a sus hijos, cuando el dolor les diera un poco de tregua. Ya de regreso en Argentina, desde hace dos meses, los dichos y entredichos comenzaron a surgir nuevamente. Pareciera ser que ya nada más se pudiera decir de Nora… ahora le toca a su hijo Facundo. Como amiga de Nora no puedo mantenerme impasible y por eso hago público mi pensamiento.
La Habana, 19 de enero de 2007
Tengo la misma edad de Nora, me crié con ella, por eso me siento autorizada y en el deber, que me crean los largos y fuertes lazos de amistad, de contarle al lector algunas cosas de la vida de ella.
A los seis años de edad, ambas empezamos a estudiar danzas clásicas. Nuestras madres, que en aquella época no se conocían, fueron las primeras gestoras de un entramado de amistad, cariño y respeto que empezamos a tejer con Nora y otras niñas que, ahora también mujeres adultas, continuamos queriéndonos.
Como dije, me crié con Nora, además de la danza (que duró hasta los 18 años de edad) también participaron en el tejido las travesuras adolescentes de aquella época: hacernos la “chupina” para tomar sol, llevarnos materias a marzo, fumar a escondidas (fumar en la escuela en aquella época!!), llegar tarde a la escuela pues nos habíamos quedado conversando hasta la madrugada… Ahora parece muy ingenuo pero, hace más de 30 años atrás, era toda una travesura.
Sigo con mi tejido, compartíamos las largas horas que pasábamos frente al espejo preparándonos para ir a bailar, compartíamos el estudio, las rebeldías de adolescencia, nuestros sueños. Al ballet se sumó la escuela. Todo el secundario lo hicimos juntas. Ana, Susy, Lila, Nora B y yo éramos sus compinches. Íbamos y veníamos de una casa a la otra, pero una de las casas preferidas era la de ella. La madre de una, la madre de otra, todas nos trataban como a sus hijas. Así era en aquella época. Nené nos retaba, era también una madre para mí. Enrique, papá de Nora, no nos retaba pero si se ponía serio ya sabíamos que algo andaba mal! Nora era una mimada de su papá.
Empezamos la universidad, por lo tanto iniciábamos otra etapa de la vida que nos conducía hacia la llamada vida adulta y en cuyo camino a cada una nos reservaba alegrías, desafíos, sorpresas distintas. Igualmente seguíamos encontrándonos para conversar, ponernos “la oreja”, comentando nuestras vidas de familia, los hijos, los maridos, los padres, el trabajo, la gimnasia, la moda… la vida cotidiana.
En el transcurso de estos tantos años, no sólo compartimos risas. También hubo pérdidas de personas muy allegadas a ella, otra veces muy allegadas a mí, otras veces a algunas de las amigas en común. Muchas tristezas compartidas participaron en el tejido. Las idas y venidas de la vida, el trabajo, el cuidado de los hijos nos llevaban a cada una por su lado. De todos modos siempre estábamos cerca! Nos buscábamos o nos hacíamos llegar las buenas y las malas noticias; implícitamente cuidábamos el entramado que habíamos empezado de muy pequeñas.
Los papás de Nora, dos personas también más que excelentes! Trabajadoras, responsables en la crianza de sus hijos, en el cariño y cuidado de las amigas y de los amigos que compartíamos la vida con Nora. Los tíos y tías, los primos y primas, todos ellos participaron en el tejido del cual les hablo. Todos la acompañaron y también me acompañaron en la aventura de la vida
Nora, una persona con lo que todos tenemos: cosas buenas, menos buenas…pero ciertamente con proyectos para su familia y su vida.
No nos dejemos engañar por la inmediatez y la sorpresa de la noticia. Nora no es lo que a veces un acontecimiento trágico, dramático o sensacionalista recorta de las personas, como si fuera una persona sin historia, sin padres que la cuidaron para ser una buena persona, sin marido para acompañarla en la vida, sin hijos para hacerla trascender, sin amigos para mantener vivo su recuerdo, sin creencias para sostener sus decisiones. Nora tuvo todo eso y mucho más, por suerte: reconocimiento y respeto.
Porque la conocí, porque la conozco, pues continúa en mi pensamiento y en mi corazón, porque el tejido sigue intacto, me siento autorizada y en el deber de contarles cuánto la vamos a extrañar, y quien no la conoció, cuánto se perdió!
Un abrazo fraterno a toda la familia de Nora y otro especial para Facundo y Valentina.
Gladys Morales (Tuka, como siempre me llamó Nora)