En medio de fuerte tensión, desalojaron a la familia de Las Delicias

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En un clima de fuerte tensión y cruces entre vecinos y la Policía, la Justicia logró desalojar a Norma Torres, su espos y sus tres hijos, quienes residían en una precaria vivienda de calle Colombia al 1.200.
La mujer había resistido el primer dictamen judicial, encadenándose junto a sus hijos a una garrafa de gas. Sin embargo, esta tarde decidieron acatar la resolución que  presentó la auxiliar de Tribunales, quien llegó acompañada por decenas de efectivos policiales y agentes de Infantería.
El impresionante operativo de control se desplegó después de las 14 ante la sorpresa de los afectados y el grupo de vecinos que se acercó para evitar el desalojo.
Luego de una tensa negociación, Norma Torres y su marido, José Arce optaron por retirar sus pertenencias de la vivienda en medio de una crisis emocional.
«Ustedes vieron los certificados y el boleto de compra y venta. Nosotros pagamos esta casa y ahora nos estafaron», dijo Arce llorando.
Destacó que no tiene un lugar donde alojarse «y desde la Municipalidad no vino nadie». «La Justicia no me dio ninguna respuesta y ahora no se qué hacer. Vino una cantidad de policías y nos vamos porque no queremos hacer golpear gente. Estoy destruido», expresó.
Quienes respaldaban a la familia increparon a la auxiliar judicial y a los jefes policiales a cargo del operativo, lanzando acusaciones por la polémica decisión del Juzgado Civil interviniente.
«Son una verguenza. Nos da impotencia. ¿En qué Justicia vamos a a creer ahora? Hay una familia con sus hijos en la calle, no tienen donde dejar las cosas. ¿Quién se hace cargo de ellos?», señaló una vecina.
Otro allegado a Norma dijo entre lágrimas que la pareja compró la casa y consideró que «no hay Justicia para los pobres».
Poco después de las 16,30 Julio Pulita, el propietario de la casa, llegó para ser notificado de la restitución. Custodiado por varios efectivos policiales finalmente logró ingresar a la vivienda.
Los vecinos comenzaron a insultarlo y amenazaron con represalias, pese  a la mirada indiferente de Pulita.
«Ellos no pagaron nada. Esta es mi casa, no de mi ex esposa -quien habría vendido la unidad habitacional-. La Justicia me dio la razón porque tengo los papeles», aseveró.

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