Como persona y profesional dedicada a todo lo que tiene que ver con lo social y lo educativo, me parece pertinente dar mi opinión
acerca de este “apurado” proyecto de Ley sobre la despenalización del aborto. Sobre todo porque para una sanción de este tipo de leyes para un país eminentemente religioso, deben tomarse las precauciones que ameritan el tema. No me ha llegado a mí, dejando de lado lo religioso, ninguna experiencia en el mundo sobre un supuesto beneficio para adolescentes embarazadas o mujeres que no deseen tener el hijo, el hecho de realizarse un aborto; habiendo algunas posturas de que con esas medidas disminuirían los abortos clandestinos y con ello los riesgos de muerte de la madre. En mi opinión,y al margen de las creencias que cada ser humano puede tener, se debería tratar el tema partiendo de intensificar la información y formación, que en las escuelas se debe dar a través de la Ley de Educación Sexual, que reciben nuestros alumnos primarios y secundarios y los formadores para la enseñanza. Esto sería a nivel de metáfora: es como darle una PC a un chico totalmente desnutrido. Primero hay que cuidar la salud, proteger el cerebro, y abordar integralmente el mayor flagelo que hoy circula en nuestro país que es la ignorancia, principal causa de los abortos clandestinos. Desde lo educativo y lo social sería pertinente iniciar un camino estilo kairos y no kronos como nos apuran las políticas actuales que tienen cierta intencionalidad. Campañas profundas de concientización sobre los peligros de los abortos, de los embarazos adolescentes y un profundo conocimiento de los métodos anticonceptivos, para evitar estos embarazos no deseados. Estos puede tener una entrada al facilismo de embarazarse, sin el uso de una conciencia, perjudicando a ese ser humano por nacer, pues me ofrece el Estado la posibilidad de abortar o no.¿No sería mejor que me ofrecieran capacitación y los elementos necesarios para evitar llegar a estas situaciones límites? Nuestro Código Civil tiene muy bien estipulado en que caso es pertinente realizar la interrupción de un embarazo. Entiendo que se necesita una pausa y reflexión, así lo veo desde el lado que a mí me toca, antes de ofrecer productos terminados con muy pocos fundamentos sólidos, en las que están involucradas las creencias, las convicciones y la ciencia, ésta ya definió el concepto de persona en la unión del óvulo-espermatozoide. Para terminar, parafraseo a Labaké, que nos dice “se necesitan en estas épocas de modernidad líquida y de facilismo, una gran revolución de la sensatez”
LIC ELENA FARAH