GPS Gastronómico…La seducción de Amaranto

Donde comer un martes? Un lugar y un motivo… amigos que vuelven de viaje y el obligado agasajo de una muy buena cena. Entonces, pusimos GPS  a un resto del centro: Amaranto
Conozco el lugar desde sus comienzos, donde varios nombres ilustraron su portal pero hoy llegamos al punto de maduración casi perfecto. En la llegada, una cordial sonrisa nos recibe y nos ofrece el local en todos sus ambientes: una cava prolijamente presentada que invita a seleccionar entre todas sus opciones (aquí se puede esperar en los días de muchos comensales y por que no comenzar con una copa a disfrutar el buen tomar), varios ambientes con estilos diferentes y muy buen gusto.
Incluye pantallas de LCD para el distraído (no me entusiasma mucho la tv para la cena pero es válida, reconozco, la oferta), un salón VIP y un patio trasero  bellamente iluminado.
Decidimos elegir los sillones del pasillo frente al patio central con una sugestiva cascada  que da ese detalle tan particular y atractivo del agua en cualquier ambiente. Ya sentados,  llega lo mejor. Quizás una de las mejores cartas que vi en Rio Cuarto, con varios aspectos que sorprenden y predisponen al disfrute. Una variedad de platos que van desde los vegetales, pescados, mariscos,  aves, carnes rojas y achuras.
Detalle: menú bilingüe (que buena predisposición para recibir a los extranjeros en nuestra ciudad y marcando la innegable realidad que somos un mundo cada ves mas visitado por todos…) y  lo mas loable es el menú para celíacos. Pensé que era uno de los pocos que mantenía presente este detalle, desde ya gracias por tener en cuenta a este segmento de comensales que al igual que nosotros se alimentan y disfrutan del buen comer.
Desde aquí la cena fue un éxito, la atención impecable, los detalles contemplados y la vajilla decorando el impacto visual. Elegimos un vino rosado para maridar con pastas excelentes al dente y un sabor que sorprendió. Además, pescado en masa negra de pasta y ¡que buena estaba la salsa! También degustamos ave deshuesado y pollo al ajillo con papas muy bien equilibrado, que conjugó perfectamente con el despliegue del menú.
Muchos detalles más siguieron al buen momento como ser los sanitarios impecables, separados del salón por una elegante puerta de vidrio con todo lo necesario para que cumplan su función.
Al pedir la adición una copa de champagne para coronar la velada.  Conviene reservar para no sorprenderse con la espera (no fue nuestro caso).
El precio es acorde al servicio, e incluso me animo a decir que compite muy bien con el resto de locales gourmet.
Si bien está casi en pleno centro, con paciencia se encuentra estacionamiento aunque caminemos unos metros más.
Excelente velada para una charla de amigos que seguro se repetirá en lo sucesivo con familia, compañeros de trabajo y mucho mas, claro… volveremos eh!!! Y espero sus comentarios.

Roberto Vairoletti.

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