El crimen de Thiago – Opinión
Marcelo tiene los ojos enrojecidos por el sueño y la droga. La mañana del viernes también lloró. A Thiago lo conoció los días en que vivió un romance urgente con la mamá del bebé, y lo recuerda como «un angelito».
«Ahora dicen que esta embarazada de 4 meses. Yo anduve hasta hace dos meses ¿El otro chico será mío?” Se pregunta y lanza una carcajada seca, desahuciada. Tenía afecto por Thiago. A su modo, claro. Al modo que pudieron alcanzar sus vecinos.
En Pasteur al 900, los chicos son dueños del espacio. Juegan entre las piernas de la gente y ante la mirada indiferente de un grupo de hombres vaciando la enésima cerveza de la mañana.
Sobre la calle, una mujer llora la muerte del niño que nunca conoció pese a vivir desde hace un mes al lado de la vivienda del crimen. Los que lo vieron, lo recuerdan con los pies descalzos, empapado en frío. Hacía varias semanas que su ausencia despertaba dudas.
A la mamá del bebé también se la veía poco. A los 17 años, la adolescente amanecía en camas de colonia barata en las que nadie puede soñar.
Quizás nunca lo comprendió a Thiago ni se advirtió como madre. Entre los golpes y abusos que sufrió no pudo reconocer la voluntad biológica sobre su hijo.
La autopsia a Thiago describió golpes de larga data , quebraduras y quemaduras con cigarrillos. Pareció haberse convertido en botín de desahogo ó instrumento de advertencias de un infierno incomprensible y fatal.
El presunto asesino es un flaco desgarbado y aprendíz de proxeneta. Se ensañó con Thiago como una fiera asfixiada por el odio. La forense que analizó el cuerpo del pequeño en la Morgue del Hospital pidió disculpas por su silencio ante la prensa y corrió a abrazar a su hijo. El informe lo entregó una hora después y el resultado emergió estremecedor.
La lógica cruel
En su novela “El Pintor de Batallas”, el extraordinario novelista español Arturo Pérez Reverte refiere a un fotógrafo que a través del arte busca comprender el horror de los actos que su memoria registró en la brutalidad de la guerra.
El escritor y periodista señaló en su libro “la responsabilidad de cuantos viven de cerca la brutalidad de la realidad, ahí donde las categorías de bien y mal quedan en suspenso, desbordadas por la lógica cruel que gobierna los hechos del mundo”
Y advirtió sobre “la desolación que produce la certeza de descubrir el caos del universo”.
“Lo que ocurre cuando se constata que la naturaleza no tiene sentimientos, y que gobierna el horror. Los hombres antiguos estaban preparados para semejante desorden, pero el hombre moderno ha preferido ignorarlo. Y llega un tsunami y lo arrasa todo. Y se toma como una novedad cuando ha ocurrido siempre”, argumentó.
La aparición del cuerpo inerte y agonizante de Thiago fue la expresión individual de esa naturaleza a veces criminal. La muerte del bebé es también la angustia de muchos otros sometidos a infancias decididas por los golpes.
Y por las que un día nos sentimos arrasados en esa lógica cruel que lleva a los hombres a la guerra ó a matar con puños marginales al pequeño Thiago.
Por Pablo Callejón (callejonpablo@yahoo.com.ar)
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la justicia no existe investiguen vallan y firmen un jueves o viernes por la noche esta la mama de thiago en la calle pasteur y yapeyu ejersiendo la prostitucion asi que mucho no le a eccijido el que la ayudo a asesinar a su hijo ella tambien tendria que estar en la carsel porque para asesinar a su hijo no hera menor y para estar prostituyendose tampoco
yo los conosia alos dos a el asesino lo conosco hace 10 años y a ella hace 6 meses yo tengo dos hijas idoy mi vida por ellas esto me dejo muy mal porque yo los conosia y jamas pense que podia hacer eso el me preguntaba siempre por mis hijas. la verdad se merese morir no puede vivir una persona que asesino tan cruel mente a un bebe inofensivo.el cuando era chico torturaba a su hermana golpeandola ella venia llorando ami casa que queria llamar a la madre porque elias le pegava el la esperaba en la esquina y le tiraba piedras
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