Por Claudio Ledo – Hemos estado mucho peor, creo. Son siete partidos, es corto, es una racha apenas. Todo puede pasar. Tuvimos al mejor técnico y nos volvimos en primera ronda. Tenemos grandes jugadores que todavía no juegan en equipo y un equipo técnico cargado del estigma Maradona, desprolijo, con entorno y todo, el combo completo. Y tenemos a Bilardo, como un Mesías del subdesarrollo mirando de costado (no sabemos muy bien de donde) para opinar tras partido con su particular estilo «papa en la boca»…
¿En tu casa o en la mía?, ¿llevo algo para comer o repartimos después?, ¿Quienes van? mirá que ese amigo tuyo habla mucho y me quiero concentrar….no quiero que vuele una mosca! y vos, ¡ojo con andar cruzandote frente al televisor!.
Cada tres años y medio se altera el pulso normal de nuestras rutinas, las familiares y las laborales, aparece un impulso inexplicable por estar pendientes del reloj, de los horarios de la tele, de los programas especiales…..y se escuchan voces, acuerdos y desacuerdos como aquellos.
Es que empieza el mundial. Otro mundial, otro más.
Sí, todos sabemos del negocio del fútbol, ese gran negocio multimillonario que mueve masas donde sea, ese que permite corruptelas domésticas y perpetraciones en el poder de turno, ese que nos hace desconfiar de fallos arbitrales y de tribunales de disciplina, el mismo que nos da bronca cuando parece perderse el amor por el juego, por la pelota, por el potrero, tapado por esos intereses que el dinero impone, ese que no nos deja ver crecer a nuestros jugadores y formarse profesionalmente en su país, en su club, en su barrio, y se van, rápido, muy rápido a cualquier pago mejor pago. Todos lo sabemos.
Siempre hay un pero….Y es que por un tiempo guardamos bajo la alfombra todos esos juicios y prejuicios, esos estereotipos indignantes que reinan en nuestro deporte más popular y nos entregamos a él, rendidos a sus pies, el Mundial.
Los detalles, esos pequeños detalles que alimentamos desde chicos los amantes del fútbol mundial tras mundial. Todo es importante. Todo. El diseño de las camisetas ni siquiera es un detalle, por favor, es todo!. El alma del partido, el color verdadero sobre el verde césped es el que llevan los jugadores en el pecho, los pantalones y las medias….Puma, Adidas, Nike, Reebok, Umbro y las demás van a pelear tambien por el diseño más original, el más lindo, la mejor combinación de colores como en un desfile de modelos futbolero exclusivo para nosotros.
Los estadios, los lugares y las canchas. Todo importa. Si es de día o de noche, la iluminación artificial, la intensidad del viento, la temperatura. Y la pelota? «Jabulani» se llama. Dicen que es más liviana que las anteriores, aunque yo siga prefiriendo el Telstar de Alemania ′74, con sus hexágonos negros y blancos, pesadita. O el «Tango» del ′78, modelo copiado por el «Jalisco» y el «Etrusco». Los arqueros también prefieren las viejitas, porque dicen que no «viborean» en el aire y son más predecibles en su peligroso recorrido.
A ver, los partidos van a ser a las 11, 13 y 15 horas, casi todos los días. Armar el programa, fixture en mano, con los amigos y la familia es una fija. El lugar, la comida y el cotillón. Que a nadie le falte una bandera o la camiseta desteñida de siempre.
Esa reunion para cada mundial nos hace acordar de los anteriores: Qué hicimos y con quién en aquel momento, donde estábamos, cómo lo gritamos, cómo nos amargamos. Te acordás del momento exacto del gol de Diego a los ingleses? o del penal de Goyco a Serena? y el gol de Cani a Brasil, sobre la hora, ideal? Lo insultaste a Codesal? El palo milagroso y Fillol mirando y la plancha de Kempes para el desahogo contra Holanda? Lo insultaste a Pumpido en el gol de Camerún? Ah, lo hizo Oman Biyik, el único importante que hizo en su vida.
Los detalles, cuantos son. Todos tienen que ver con los mundiales y son recordados sólo por eso, porque ocurrieron en un mundial y estaba el mundo mirando.
Aunque para los nacidos en los 70 signifiquen datos anecdóticos la expulsión de Rattin contra los colonialistas ingleses, o la final perdida contra Uruguay en el ′30, o el empate en la bombonera que nos dejo afuera de México ′70, la historia moderna (la de la televisión) nos hizo vivir los mundiales de otra manera, de adentro.
Qué más? los equipos de los mundiales. Quién dijo que los que ganan son los que importan o los que más se recuerdan? El triste Brasil del ′94 o el Italia del ′82 han quedado opacados en mi memoria con el Brasil del ′86, Holanda del ′74, Brasil del ′82, la España de Butragueño, el mismísimo Francia del ′86, hasta el Holanda de Van Basten y Gullit que ganó la Eurocopa no clasificó!!!!. Y estan los de siempre, aunque a veces no jueguen bien, Alemania, Italia y Brasil no faltan nunca entre los cuatro mejores.
Todo tiene que ver con todo, dijo el sabio Pancho Ibañez en su «El Deporte y el Hombre», paradigma del programa deportivo ochentoso. Y si es en un mundial, mucho más.
Con perdón de los indiferentes, este mes y el que viene nos va a salir fútbol por todos lados y vamos a estar felices por un rato.
Hemos estado mucho peor, creo. Son siete partidos, es corto, es una racha apenas. Todo puede pasar. Tuvimos al mejor técnico y nos volvimos en primera ronda. Tenemos grandes jugadores que todavía no juegan en equipo y un equipo técnico cargado del estigma Maradona, desprolijo, con entorno y todo, el combo completo. Y tenemos a Bilardo, como un Mesías del subdesarrollo mirando de costado (no sabemos muy bien de donde) para opinar tras partido con su particular estilo «papa en la boca».
Todo puede pasar, no nos olvidemos que también Garré, Lorenzo y Monzón jugaron un Mundial.
Y de fútbol, nada? Cómo nos irá? La lista está bien?. Ese es otro tema, un tema menor diría, por ahora disfrutemos de los detalles, esos que hacen verdaderamente vivir el Mundial.
Claudio Ledo