El acceso a la educación en las escuelas rurales de Río Seco y La Invernada se vuelve un desafío extremo cuando la lluvia convierte los caminos en terrenos intransitables. Docentes y alumnos dependen de un transporte limitado, y en muchos casos, deben caminar kilómetros entre el barro y el agua para poder llegar a clases.
Carol Barrionuevo, docente de la Escuela Rural de Río Seco, relató su experiencia y la de sus estudiantes:
🗣️ «Hay días que uno va a la escuela sin problemas, pero llueve toda la tarde y después no sabés si volvés. A veces el servicio de transporte público no puede llegar y dependemos de la ayuda de los vecinos del paraje. Hay chicos que viven a 9 o 10 km y no pueden asistir cuando llueve porque no saben si podrán regresar a sus casas. Intentamos mandar actividades por WhatsApp, pero muchas veces las familias no tienen señal o acceso a internet. No es lo mismo aprender en casa sin los libros ni el material escolar».
A pesar de que está prevista la construcción de un vado para mejorar el acceso, la falta de infraestructura sigue afectando a toda la comunidad. Mientras tanto, docentes y alumnos continúan enfrentando estas dificultades con esfuerzo y vocación.