Vargas Parra volvió a la cárcel: El debate por las prisiones domiciliarias y el reclamo de las víctimas

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“No hay un control físico porque no tenemos tobilleras, si actuó igual que con cualquier otro preso”, afirmó el juez de Ejecución Penal, Gustavo Echenique, tras el regreso a la Cárcel de José Vargas Parra, condenado por el secuestro y desaparición del joven Nicolás Sabena, ocurrido en septiembre de 2008.
“La situación de Vargas Parra es bastante particular. Es la primera vez que alguien pide no continuar en el régimen de prisión domiciliaria. Hace tiempo que viene solicitando volver a la Cárcel. Tiene casi 79 años y consideramos que la Cárcel no es un geriátrico, no es un lugar para una persona de su edad. Nosotros controlamos la ejecución de la condena. Él ya sufrió una condena 17 de años y tenemos que garantizar que la cumpla, con sus obligaciones y derechos”, argumentó en la entrevista en vivo en Telediario.
El magistrado resaltó que, “toda persona que supere los 70 años puede solicitar la prisión domiciliaria pero, no es algo automático”.
“No siempre se concede. En la resolución tuvimos en cuenta su edad y la precaria situación de salud. Había una persona que se había comprometido a cuidar que Vargas tuviera la prisión domiciliaria. Los informes criminológicos lo avalaban. El Patronato lo estaba controlando. Vargas se sentía molesto y manifestaba que extrañaba a sus hijos, porque consideraba que no tenía suficientes visitas para verlos. Esta situación es comprensible porque no tiene otros familiares cercanos y sus hijos están privados de su libertad”, argumentó Echenique.
Y añadió: “El violó la prisión domiciliaria y dos personas lo alcanzaron a la Comisaría. Cuando se presentó dijo que había escuchado conversaciones que le preocupaban”.
Periodista – Si él podía salir de la casa e ir a una comisaría, ¿no hablamos una situación de riesgo, podía salir sin control?
– No hay un control físico, no tenemos la tobillera electrónica porque no hay en el interior. El ministerio de Justicia había hecho un esfuerzo para colocarla y nos encontramos con que el lugar en donde residía era muy inestable la electricidad.
P- ¿Esto habla de vulnerable que era el control sobre Vargas?
– Lo controlamos como a otros
P- Pero si lo hizo en ahora, podría haberlo hecho en otro momento…
– Nos hubiéramos enterado
¿De qué manera?
– La gente habla, no era un desconocido para la gente de Río Cuarto. La doctora Sabena dijo que le llegaban mensajes, pero a nosotros no nos llegó ninguna denuncia.
P- ¿Por qué trasladarle a la víctima esa responsabilidad? SI Vargas podía salir y llegar a la Comisaría podía ir a cualquier lado. La Justicia se entera porque va a una comisaría…
– No, nos avisa la mujer con la que convivía

P- En este caso sí, pero la persona conviviente puede ser también, en algún otro caso, cómplice. ¿No es un riesgo para la víctima en una ciudad como la de Río Cuarto, donde se puede llegar en 15 minutos a cualquier lado?
– Si no cumplían eso tiene sanciones.
P- Pero eso sería actuar sobre el hecho consumado…
– Nosotros actuamos con los medios que se tienen. El Patronato nunca lo encontró fuera del lugar. Nunca avisamos cuando llamamos para controlar como se dijo. Son llamadas aleatorias. En cualquier momento se lo llama, a cualquier hora, para controlar que estuviera en el domicilio.
P- Es evidente que sin un mecanismo de rastreo hay un grado de vulnerabilidad. Se entiende la indefensión de la víctima. Si en una hora no se supiera donde está Vargas, es mucho tiempo para una persona que secuestró y provocó la desaparición de Nicolás…
– Es una persona que apenas puede caminar. Usted me habla de una persona acusada hace muchos años. No podemos tener en cuenta algunas cosas que, por empatía con la víctima, el periodismo puede sostener. Nosotros tenemos una obligación.
P- Pero la Justicia no podía dar ese control con las tobilleras. Si en lugar de ir a una comisaria iba a otro sitio, estamos ante un grave riesgo.
– De todos modos el sistema funcionó. La mujer llamó, se inició un operativo y Vargas no podía irse a ningún lado.
P- ¿Le informaron a Rosa Sabena?
– No corresponde. El control es del Tribunal. Se le había notificado cuando se analizó la cuestión y cuando se otorgó el beneficio.
P- ¿No debía notificarse si esta persona fue a la comisaría o violaba una prisión domiciliaria?
– No, tenemos 800 presos y no podemos notificar la situación de cada uno. La ejecución está a cargo de un juez. No podemos dar explicación de cada acto.
P- cá estamos hablando de movimientos…
– No, acá hablamos de Vargas Parra. Si fuera cualquier otro desconocido, con delitos a lo mejor más aberrantes, no diríamos nada.
P-Es verdad que es Vargas Parra, pero es la persona que secuestró y desapareció a un joven de 21 años. Uno se pone en el lugar de las víctimas que quieren saber lo que hace Vargas, que estando aún cumpliendo la condena, está en prisión domiciliaria…
– Por supuesto, se le hace saber. Pero, no entiendo qué acto yo debería hacerle saber. Hemos tenido al resguardo a Vargas Parra durante 6 meses y no tuvimos la queja de un vecino. Nadie dijo que lo hayan visto en la calle.
Echenique dijo que “Vargas ahora seguirá cumpliendo la condena como lo venía haciendo” y agregó: “el próximo beneficio para solicitar sería en el 2025, la libertad condicional junto a sus dos hijos”.
“Son muchos los pedidos de prisión domiciliaria que analizamos. La ley plantea muchas oportunidades en donde se puede pedir este beneficio cuando la Cárcel no resulta el ámbito adecuado para el cumplimiento de la condena. Por ejemplo, cuando la persona tiene una enfermedad incurable, la mujer con hijos de 5 años, mujeres embarazadas o ancianos mayores de70 años. En ningún caso es automática”, aclaró.

Dialogamos con Gustavo Echenique – Juez de Ejecución Penal.

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