El tipo maneja el remis como si fuese Schumacher. Me ojea por el espejo y se ríe de mi pregunta. Le conozco la historia, El Tolo nació donde se termina lo habitable, allá en el sur, o donde la ciudad empieza. Le pregunto qué es la pobreza, mete segunda, dobla, tomamos la avenida Marconi y dice:” te metes a la cama con hambre y te despertás con más hambre. Siempre tenés ganas de comer. Y vivis así. El frio también nos hace pobres. Te cagas de frio loco. Estás en tu casa y el piso es de tierra y hay humedad” El relato es conmovedor. Llegamos a destino. Nos detenemos frente a la cancha de Atenas. ¡aguante el albo! Dice el Tolo, me cobra, se ríe y parte raudo.
Ya en mi casa me acuerdo de Juan Filloy: la pobreza es una canallada. Agrega: los teólogos son cómplices y engañan a los pobres con el señuelo de que gozaran en supuestas vidas de ultratumba, delicias que los ricos disfrutan aquí en la tierra. Enciendo la televisión y escucho que en Argentina sobre 44 millones, hay 20 que son pobres. Puteo a la dirigencia y me pregunto si esas cifras son por ineficiencia o porque ese es el objetivo que se busca, después llega mi hijo y lo invito a comer pastas…
r.l.