A VECES HAY QUE MENTIR

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CIUDAD// 21/01/2012 // TAXIS Y COLECTIVOS/// AUMENTO DE TARIFAS// FOTO ALFREDO CELORIA.

Subí al taxi como a las diez de la noche, la tormenta amenazaba con granizo y otras maldades. El tipito del taxi era un hombre de unos cincuenta años; se notaba, aun en la oscuridad, la barba descuidada y la absurda cantidad de horas que llevaba en esa tumba. Aposté al optimismo y le conté que había leído que las autoridades estaban pensando en darle un crédito para cambiar el auto. Por el espejo descubrí que el tipito miraba como diciendo: “Amigo, usted está hablando boludeces”. Me contó que el desvencijado R-9 era suyo, que debía abonar el alquiler de la chapa a un tipo que tenía quince más, que también alquilaba la casa donde vivía y que no tenía francos previstos. Solamente paraba si el auto se rompía. Antes de llegar mentí, no sé si fue por pudor o por un mea culpa mal entendido, dije que iba a trabajar , que era sereno y que me dejara en la esquina. Caminé una cuadra  y sin tocar timbre, ingresé a la casa de un amigo, allí íbamos a comer un asado…

r.l.

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