San Luis nuevamente protagonista de restricciones arbitrarias que sobrepasan derechos humanos básicos, y que en nombre de la pandemia, no contemplan ninguna situación excepcional que necesite tratamiento.
Esta vez, Marina Carrera, una docente cordobesa oriunda de Laboulaye pero que vive en Villa Mercedes, provincia de San Luis. Hace más de un mes viajó hacia Río Cuarto para acompañar a su hija Antonella, de 27 años. La joven falleció hace unos días y su madre decidió regresar a su casa para continuar con el duelo. Sin embargo, pese a que se realizó un hisopado y cumplió con los requisitos que solicitan desde la provincia, no pudo ingresar a territorio puntano para volver a su casa.
La docente llegó el martes al límite entre Córdoba y San Luis, en la pasando la localidad de Sampacho, y ahí se quedó varada. Tuvo que pasar esa noche sola en el auto a la vera de la ruta: «Nunca nos imaginamos que ella iba a pasar la noche sola, en su auto, con la latita con su hija» expresa Graciela, hermana de Marina, y asegura que la misma estuvo allí por más de 30 horas.
Luego del trajín para tratar de ingresar a San Luis, Marina retornó a Laboulaye, con su hermana, para intentar destrabar la situación, pero el estrés del terrible momento que tuvo que pasar, más el dolor de perder a su hija, ocasionaron un cuadro de descompensación en la docente, producto de los atropellos impuestos por la provincia de San Luis.
La familia pide una urgente respuesta para que Marina pueda realizar la cuarentena en su propia casa y dejar de sufrir contratiempos tras soportar la muerte de su hija.
«Que la bandera no sea la muerte de mi sobrina, sino la justicia», expresa Graciela, quien además señala que tampoco fue asistida por el INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo) ya que no se encuentran atendiendo al público debido al contexto de pandemia.