Si bien la empresa de transporte urbano SAT de la ciudad habilitó un servicio mínimo de emergencia, en muchos barrios las unidades no llegan y los vecinos temen perder sus trabajos por no poder concurrir debido a los altos costos de movilizarse de forma particular.
“Esto pasa sobre todo a mujeres que trabajan en casas de familias, algunas las han dejado sin trabajo” expresa Graciela Correa, presidenta de la vecinal Jardín Norte.
“No tenemos el transporte en un horario razonable, es compleja la situación para los trabajadores que tienen que cumplir horario”, señala Julia Robledo, presidenta de la vecinal Paraíso, y agrega “el Estado Provincial debería resolver esta problemática que afecta a todos los trabajadores de todos los sectores y barrios”.
