El periodo de aislamiento ha modificado drásticamente los hábitos alimenticios y los consumos en general de las familias. Así lo señala Vanesa Ruiz, del Centro de Almaceneros y Comerciantes Minoristas de Córdoba, que entre las primeras observaciones, registran un aumento de consumo en harinas y cereales, y una baja en el insumo de proteínas, como carne y pescado. A su vez, la crisis económica también afectó la compra de productos como gaseosas y golosinas.
Por otro lado, Ruiz destaca que «el comercio minorista ha dado un gran paso, al incorporar sistemas electrónicos de pago, al recibir las tarjetas de ayuda social, y plataformas virtuales de compra, lo que ha hecho que gane clientes».
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