Alberto Fernández inauguró en el Congreso la Asamblea Legislativa y habló de las prioridades para su primer año de gestión.
El primer tema que abordó fue la herencia recibida: «Encontramos una país dañado, con divisiones profundos y el tejido social dañado. No busco revanchas. El punto de partida no puede ser otro que el reconocimiento del punto exacto en el que estamos».
Se refirió además a la inflación, el desempleo y el déficit. «La ley de emergencia económica fue el punto de arranque», y remarcó los incrementos salariales otorgados por decreto para el sector público y privado y otras medidas, como el congelamiento de los servicios públicos, el plan Precios Cuidados y el Ahora 12.
También defendió la política antidespidos, con el decreto que estableció la doble indemnización por 180 días.
El Presidente valorizó el programa contra el hambre a través de la Tarjeta Alimentar. «Comer no puede ser un privilegio», señaló.
«Este Gobierno utilizará todas las herramientas legales para combatir la inflación. El país no resiste más a quienes priorizan su rentabilidad a costa de los pobres bobos que pagamos lo que consumimos», dijo.
«Hay sectores que poco a poco comienzan a reactivarse. Hemos dado pasos firmes para tranquilizar la economía», argumentó el Presidente. «Soportamos un nivel récord de inflación del 53,8% durante 2019. Debemos enfrentar una deuda pública récord».
Fernández rescató el apoyo internacional para renegociar la deuda. También el del papa Francisco. «El Fondo Monetario Internacional (FMI) nos dio la razón que la deuda es insostenible y reconocieron que es grave. Hay un entendimiento mutuo. El acuerdo al que lleguemos con los tenedores debe ser sostenible y nos debe permitir ponernos de pie», dijo.
Prometió impulsar un proyecto de ley para promover inversiones locales e internacionales vinculadas al gas y al petróleo.
«Al campo lo hemos convocado. Que crezca es uno de nuestros objetivos», dijo sobre el sector agropecuario. «Aspiro a que a través del diálogo nos permita preservar las cuentas públicas», señaló sobre el posible aumento de las retenciones a la exportación de soja.
También prometió una reforma judicial. «Venimos a ponerle fin a la manipulación judicial y a la designación de jueces amigos», señaló. Y agregó: «Los delitos contra la administración pública dejarán de estar en manos de pocos jueces. Pasarán a ser juzgados por más de medio centenar de magistrados».
En cuanto a la política exterior, el Presidente anunció el envío de tres proyectos de ley para reforzar el reclamo por la soberanía de las islas Malvinas. Y prometió endurecer las sanciones a los buques pesqueros.
Además, pidió dinamizar la integración del Mercosur y fortalecer la democracia en la región, aunque evitó mencionar a Venezuela.
Fernández se refirió al aborto. «La legislación vigente no es efectiva. Desde 1921 se penaliza la interrupción voluntaria del embarazo. Es ineficaz desde su criterio preventivo. La amenaza penal fue ineficiente. También condenó a mujeres, generalmente de bajos recursos, a recurrir a la clandestinidad poniendo en riesgo su vida», planteó. Luego, agregó: «En el siglo XXI todo Estado debe comprender las necesidades individuales de cada uno. Por eso, en los próximos diez días presentaré un proyecto de ley que legalice el aborto en el tiempo inicial del embarazo, que permita a las mujeres acceder al sistema de salud cuando tomen la decisión de abortar».
Fue una de las medidas más aplaudidas. Incluso, en muchas bancas, los diputados exhibieron sus pañuelos verdes, en señal de apoyo a la iniciativa.
Fuente: La Nación
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