Desde el 23 de diciembre se encuentra en vigencia el «dólar solidario», un impuesto de 30% para las compras de moneda extranjera y consumos en el exterior que no fue bien percibido por las cámaras de Turismo, ya que, como expresa el economista Pablo Obreque, para el consumidor «fue una devaluación del 30% para quien compre un pasaje o use una plataforma para hacer una reserva en el exterior».
Si bien la medida busca resguardar las reservas del Banco Central para hacer frente a los compromisos de deuda que se aproximan los próximos meses, este objetivo no quita el desazón de quienes tenían pactado un viaje al exterior y de las empresas turísticas que venden paquetes internacionales.
Otro discurso que circula es que esta medida también ayudará a reactivar el turismo interno, pese a que algunos destinos nacionales lleguen aumentar las tarifas teniendo en cuenta el aumento de la demanda tras este impuesto.
